En un mundo como el actual, en el que el fútbol es brillo y frivolidad, encontrar delanteros que vivan como obreros, desde la trinchera, parece un milagro. Kike García, a sus 35 años, es un delantero que marca goles como un minero busca el mineral. Sin adornos y sabiendo que su tarea siempre es marcar uno más, la virtud de este atacante ha sabido ayudar a un Deportivo Alavés que en la 24/25 ha necesitado su puntería.
Su presencia ha sido mucho más que simbólica dentro del día a día del club de Vitoria. Cuando el conjunto vitoriano le firmó en el verano de 2023, lo hizo buscando su experiencia y liderazgo. No se equivocaron, pues fichaban sobre seguro. Curtido en mil batallas y con una buena nómina de goles en su trayectoria, Kike García es capaz de aportar desde el gol, pero también desde la actitud. En Mendizorroza sabían que los años no pesaban tanto como la cabeza y Kike García sabe leer el juego mejor que muchos más jóvenes y con un techo más alto. Su carrera ha sido cocinada a fuego lento.
Un camino incierto
Nacido un 25 noviembre de 1989 en Motilla del Palancar, Cuenca, este delantero centro manchego tiene mucho camino recorrido a lo largo de su carrera. Canterano del Real Murcia, llegó a debutar con el equipo en Segunda División e incluso debutar con España sub-20 (en 2009) antes de que su idilio con el equipo murciano en el verano de 2014, tras jugar 158 partidos y marcar 48 goles. Es ahí donde su fútbol traspasó fronteras y llamó la atención en el extranjero.
Kike García entra en el – de máximos goleadores históricos del Deportivo Alavés en Primera División.
¡El delantero iguala el registro en @LaLiga de Rubén Navarro con 14 goles!#GoazenGlorioso ⚪
— Deportivo Alavés (@Alaves) March 3, 2025
Fue desde Inglaterra de donde llegó ese interés, con Aitor Karanka buscando sus goles desde el Middlesbrough. Ese primer año, en el que marcó 11 goles en todas las competiciones disputadas, Kike García llegó a disputar el playoff de ascenso con el Boro, pero la fortuna no sonrió al delantero español, que viviría un segundo año de menos oportunidades la temporada 15/16, la última en tierras inglesas. Más tarde llegó el Éibar, donde pasó cinco temporadas en las que marcó 37 goles en 160 partidos. Una etapa que le permitió volver a España y, sobre todo, debutar en LaLiga. En el verano de 2021 llegó a Osasuna, donde fue un recurso útil para Arrasate durante sus dos años en el club, antes de que el Deportivo Alavés, con Luis García a los mandos, se hiciera con sus servicios en 2023.
En su segunda temporada como futbolista del Alavés, el delantero centro ha multiplicado claramente su influencia dentro del equipo. Este año, Kike García ha logrado jugar un total de 2522 minutos con la camiseta del Deportivo Alavés. En 34 partidos, además, ha logrado ver puerta 14 veces (la pasada campaña solo pudo hacerlo en tres ocasiones). Aproximadamente, marca un gol cada dos partidos.
Kike García habla, todos escuchan
En el vestuario su voz pesa. Sin las estridencias esperadas de un delantero centro de un equipo en la élite, Kike García nunca ha vivido la necesidad de levantar la voz para ser escuchado. Sus entrenamientos sirven a los demás por ser la guía que necesitan ver los que vienen por detrás. Si ven que él no para, los demás no bajan los brazos. Kike García es de los que hacen ver que la cultura del esfuerzo puede no poder enseñarse, pero sí tiene visos de poder transmitirse con el ejemplo.

Sea como sea lo que el futuro le tiene reservado, su pasado estará siempre ligado al Alavés en esta temporada en la que está logrando escribir con tinta indeleble su camino y sus logros. En un año de muchos apuros y dificultades para el equipo babazorro, él ha sido una de las grandes soluciones. Cuando las piernas empiezan a pesar, lo que marca la diferencia es la cabeza. Y en eso, Kike García es un experto. No solo para rematar.
En este fútbol que a menudo se deja llevar por modas o estadísticas vistosas, su figura recuerda que todavía hay lugar para los delanteros que viven genuinamente del gol. Esos que entienden el juego y sudan en cada metro de césped que les permitan recorrer. Kike García es de los que tiran del carro cuando todo parece ponerse feo. En Vitoria bien lo saben. Sin él, la historia esta temporada que parece poder tener final feliz, habría sido muy distinta.
			