El Sporting de Gijón es colíder a pesar de que esta temporada estaba llamada a ser de cambio y de búsqueda de calma en lo institucional

Ya caerá, ya caerá, ya caerá. Y al final nunca cae. Esa es la historia del Sporting de Gijón, semejante a la del Atlético de Madrid el pasado curso. No ha perdido hasta el momento nada más que contra el Real Betis Balompié, en su propia casa, por uno a dos a mediados de enero. Y ahí está, encaramado a los puestos de ascenso directo, como colíder, empatado a puntos con la Unión Deportiva Las Palmas.
Y quién lo iba a decir, porque se suponía que esta temporada iba a ser de transición, y sin embargo, difícilmente se podrá ocultar que el objetivo, o por lo menos el anhelo, a estas alturas, es seguir como hasta ahora, luchando por el ascenso. Y buena parte de la culpa la tiene ‘El Pitu’ Abelardo, que cogió los mandos del equipo a principios de este curso.
Después de dirigir durante los últimos cuatro al filial sportinguista, se ha hecho cargo del primer plantel para el presente. A priori, la elección parecía buena, dado que había entrenado a buena parte de los que hoy son sus pupilos. Y, a posteriori, parece que no podría haber sido mejor, teniendo en cuenta los buenos y sorprendentes resultados cosechados hasta la fecha.
Apostar por ‘El Pitu’ era fácil, debido a que su historial como jugador y esa experiencia en el segundo equipo le convierten en un hombre de los llamados “de club”, de esos de perfil económico bajo. También lo era por esa cuestión ya comentada, porque, como la crisis apremiaba, no iba a haber dinero para fichajes, y a la postre no hubo ninguno, ni en verano ni en invierno.
Esas apreturas económicas obligaron a las ventas de los balcánicos Dejan Lekic y Stefan Scepovic, los dos principales artífices del buen año anterior, en el que entraron en promoción de ascenso. En este contexto, tocaba mirar a Mareo, y Mareo ha devuelto la mirada con decisión y firmeza, con la irrupción de jugadores de la calidad de Álex Barrera, Jony o Carlos Castro.
Han llegado a acumular veinte jornadas sin perder antes de caer ante el Betis, racha forjada en un fútbol atractivo y, principalmente, en una defensa sólida y fiable, que les convierte en el conjunto que menos goles recibe de Segunda. Compiten con humildad y perspectiva; tal es así que el propio Abelardo explicó hace poco que seguía pensando que el objetivo primero es alcanzar los cincuenta puntos que darán la salvación.
¿Es ese su techo? Desde luego que no. Hasta el momento mantienen intactas aspiraciones mayores, y tendrán en el Nuevo José Zorrilla otra prueba de fuego en un campo difícil, si bien hay que recordar que fuera de casa aún no han perdido. Jugar a domicilio, aunque respaldados por su afición, puede ser igualmente un hándicap, ya que, aunque compiten, han empatado en nueve de trece salidas y solo han marcado ocho goles.
¿Qué se puede esperar de ellos? Que intenten robar y salir rápido, aunque no siempre con una presión en la salida de balón. Que sean intensos en defensa, aunque no solo en esa línea, sino en todas. Y que intenten aprovechar cada ocasión. Que busquen a sus jugadores de mayor calidad, los Carlos Castro o Jony antes citados, o el exblanquivioleta Carmona. Y que la toquen, que saben.
¿Y a la larga? Pues que la cosa siga siendo así. Que intenten seguir como hasta ahora, reponiéndose a los problemas existentes de impagos y buscando paliar esas apreturas sobre el campo, buscando un ascenso difícil, pero que sería la calma en la actual tempestad institucional, que hace temer un nuevo ‘caso Murcia’.
Si ‘El Cholo’ ha sido un alivio en el Vicente Calderón, ‘El Pitu’ lo ha sido en El Molinón. No porque fuera gris el pasado reciente, ya que la pasada temporada los rojiblancos entraron en el play-off, sino porque ha servido para que la mareona se identifique más si cabe con su plantel. Hinchada fiel, se identifica con su equipo y su estilo, y tiene en Abelardo al hijo pródigo que les hace felices.
De su mano, sueñan con volver a la Primera División. Con que la transición, por ahora bendita, lo sea más con la vuelta a los altares. Con que sus ‘guajes’ no caigan jamás, aunque todo el mundo presagie que lo harán. Y si lo hacen, por lo menos que no sea frente a su ‘enemigo íntimo’, el Real Valladolid al que este fin de semana se enfrentan.
