El joven canterano optó por firmar con el Villarreal B ante la no llamada para firmar un contrato que ya estaba redactado.
Hace ya un par de semanas que saltó la noticia de Felipe, una de las jóvenes promesas de la cantera blanquivioleta dejaba la entidad para enrolarse en el Villarreal B después de llegar a debutar con el primer equipo blanquivioleta.
La nueva resultó chocante para todo el que sigue siquiera mínimamente las categorías inferiores del club, por lo que convendría echar ligeramente la mirada atrás para entender lo ocurrido. Más o menos hasta la pasada pretemporada, momento en el que Antonio Santos contactó con el representante de Felipe para tratar de ampliar la renovación del contrato.
Por aquellas fechas el técnico del primer equipo Miroslav Djukic manifestó a la prensa que veía a Felipe algo verde aún para jugar en segunda, hecho que no sentó muy bien al futbolista, ya que, según cuenta el entorno del futbolista, anteriormente a él no le dijo nada sobre ello.
En el Real Valladolid parecía clara la intención de renovar el contrato a Felipe, pero si el técnico del primer equipo no acababa de verle apto para el primer equipo, daba la sensación de que no era lógico ampliar su vinculación con el club blanquivioleta porque sería contraproducente para ambas partes.
El tema se paró un mes hasta que Carlos Suárez retomó la operación personalmente. Solicitó a Miroslav Djukic que se disculpara con Felipe, cosa que hizo sin problema alguno,-contando de nuevo con la versión más cercana a él- y el veintitrés de enero se redactó el pertinente contrato.
Varios clubes de nivel como Villarreal, Sevilla o Espanyol contactaron con él -entre otros-, pero la idea de Felipe era poder seguir formando parte de una entidad en la que además llevaba como socio desde los tres años. Por su parte, Carlos Suárez remitió a todos los clubes a su claúsula de rescisión de un millón de euros.
En el contrato, hoy papel mojado, se establecía que la primera temporada formaría parte del filial cobrando 2.500€ mensuales, que la segunda sería integrante de la primera plantilla con todos los derechos -percibiendo entre 3.000€ a 123.000€ en función de unos variables- y que habría una tercera opcional si jugase diez partidos oficiales en la primera campaña -siempre jugando como mínimo 45 partidos en cada encuentro-.
Sin embargo, desde aquel veintitrés de enero a la última semana de junio nadie contactó con Felipe ni con su representante para firmarlo. Estaba todo hablado, estaban impresos los contratos, pero faltaban las firmas y el visto bueno de los administradores concursales.
Nadie en el club movió ficha, por lo que inexorablemente se fue aproximando sin novedades el treinta de junio, fecha en que vencía su contrato. Después del ascenso del primer equipo, el martes diecinueve de junio, se produjeron las reuniones con todos los integrantes del Promesas y a Felipe se le felicitó por su temporada. Fruto de ello, se le premiaría con hacer la pretemporada con el primer equipo y el jueves veintiuno el club quedó en que contactaría con él para que quedase todo resuelto.
Llegado dicho día, no hubo tal contacto con el entorno de Felipe; más bien al contrario: intentaron hablar sobre la renovación sin obtener resultado positivo por parte de la entidad blanquivioleta. El tiempo corría en su contra y el Villarreal volvió a llamar a la puerta del canterano, renovando así el viejo interés por sus servicios en la persona de su nuevo técnico, Julio Velázquez, que ya lo conoce de su paso por tierras pucelanas.
Desde Villarreal le brindaban la posibilidad de jugar en su segundo equipo -que competirá en Segunda División B tras su último descenso- y el jugador terminó decidiendo firmar por los amarillos después de no recibir ninguna noticia más del Real Valladolid, hecho que indica que quizá el ansia de renovarle no era tal, o por lo menos era menor del esperado teniendo en cuenta el potencial de Felipe.
Cuando se hizo pública la decisión de ‘Pipe’, Carlos Suárez contactó con el padre del lateral vallisoletano, pero fue ya demasiado tarde y Felipe, una de las más firmes promesas de la base blanquivioleta, emprende una andadura para los próximos tres años en tierras castellonenses, donde su claúsula de rescisión se ha fijado en nada menos que diez millones de euros.
