Análisis del próximo rival del Real Valladolid.

Año nuevo, vida nueva. Con esa mentalidad afronta el Athletic Club el estreno liguero en su viaje a Zorrilla, el primero sin Bielsa en el banquillo después de dos años que se pueden considerar de gloria y pena, en ese mismo orden.
Toca dar comienzo a la etapa Valverde, aquel que formara parte del intercambio de cartas que acabó con Djukic en Valencia. Un estilo completamente diferente al desarrollado por ‘el Loco’ en Bilbao hasta el momento, probablemente con el objetivo de dar un lavado de cara a la imagen de la campaña pasada, en la que el equipo concluyó de manera bastante triste.
Todo corto
Si por algo se ha caracterizado el Athletic este verano es por llevar a la práctica el dicho de “lo bueno si breve, dos veces bueno”. Y es que tanto en el apartado de incorporaciones como en el de partidos de pretemporada los bilbaínos han estado más bien escasos.
Muy pocas caras nuevas, cuatro, más el regreso del canterano Iago Herrerín tras su paso por Soria, han sido la totalidad de refuerzos. Aunque bien es cierto que se trata de cuatro fichajes con cartel como son Beñat, Kike Sola, Etxeita y un viejo conocido de la afición pucelana, Balenziaga, al que el caprichoso destino le ha preparado una jugada en la primera jornada como es su regreso a Zorrilla.
Más le valía a los vascos buscar refuerzos de garantías, porque el capítulo de salidas sí que ha estado bastante nutrido. Fernando Llorente, Amorebieta, Castillo, Igor Martínez, Isma López, Aurtenetxe… Un montón de nombres que por unas razones u otras no han terminado de ver claro quedarse en Bilbao para el proyecto de Ernesto Valverde o que, por el contrario, han sido descartados.
En cuanto a los partidos de preparación, si cuatro eran los fichajes, mismo número han sido los amistosos. Dado que el año pasado los bilbaínos disputaron siete más un triangular, la pretemporada de este año se puede considerar si no como escasa, al menos más corta de lo habitual para un equipo de Primera División.
Además, las sensaciones han sido agridulces en los inicios de Valverde. En el último partido ante el Zaragoza los leones cayeron estrepitosamente con un resultado de 1-4, eso sí, con gran cantidad de suplentes en el campo. Los anteriores choques concluyeron con un meritorio empate a cero ante el Hoffenheim y dos contundentes victorias frente al Braunschweig alemán y al Bermeo vasco por 0-4 y 1-6, respectivamente. Unos partidos de probatura que, como suele suceder, nadie recordará dentro de unos meses.
¿El estilo de juego? Sin llegar a desagradar, no ha terminado tampoco de convencer, por lo que habrá que esperar a las primeras jornadas de Liga para comprobar si el método Valverde ofrece mejorías o no respecto al de Bielsa.
Pasado olvidado

Y es que más le vale al Athletic mejorar los resultados de una temporada aciaga, ya que tras llegar a una final de Europa League hace dos años y firmar por aquel entonces un año meritorio, la siguiente participación terminó con una triste eliminación en la fase de grupos y un discreto decimosegundo puesto en Liga. El caviar se fue tan rápido como había llegado a Bilbao.
Aquel juego que con Bielsa que había enamorado, aquellos elogios que ponían a jugadores y técnico por las nubes la temporada que se llegó a las dos finales de UEFA y Copa del Rey, se quedó en agua de borrajas en un equipo que comenzó su autodestrucción con la marcha de Javi Martínez y el descarte de Llorente. El resultado final fue que el equipo terminó coqueteando bastantes jornadas con el descenso. Este año toca que la afición, y sobre todo el propio Athletic, se resarzan.
Curiosidad del rival de esta jornada: El conjunto bilbaíno no solo terminó duodécimo en la clasificación de la Liga, también lo hizo en la del Juego Limpio organizada por la Federación Española de Fútbol, puesto que ocupó con 135 puntos. El Pucela, por su parte, quedó segundo con 88, solo por detrás del Barcelona.
