Análisis del próximo rival del Real Valladolid
Esta vez no puede haber fallo. Tres derrotas en cuatro partidos de comienzo de temporada son muchas, demasiadas. Y es que la afición del Real Valladolid ya empieza a plantearse dudas cuando el telón apenas acaba de echarse arriba.
Vale que la última función, el pasado miércoles frente al Oviedo en Copa del Rey, no fue el experimento más adecuado, pero está claro que la grada blanquivioleta ya necesita una alegría en forma de victoria.
¿Y qué mejor forma de conseguirla que en Zorrilla? El Bilbao Athletic llega al feudo pucelano con ganas de demostrar que de cachorros tienen más bien poco. Un partido de esos de poder a poder, de veteranos contra jóvenes, de experimentados contra atrevidos, de temple contra descaro. Pasen y vean porque el choque de este sábado se plantea apasionante.
Cachorros en crecimiento
Los pupilos de ‘El Cuco’ Ziganda, un clásico de los banquillos del fútbol español, afrontan la presente temporada con un único objetivo, que no es otro que el de soñar y llegar lo más lejos posible. Es lo que tiene un filial en la segunda máxima categoría, que su meta marcada no es otra que la de foguear a futuras perlas que acaben triunfando en el nuevo San Mamés.
Todo comenzó la temporada pasada, con un buen año que le permitió clasificarse para el play-off de ascenso a la categoría de plata tras diecinueve años en la de bronce. Villanovense, UCAM Murcia y el favorito en la ronda final, el Cádiz, fueron cayendo uno tras otro contra todo pronóstico para que los bilbaínos consiguieran un inesperado ascenso que terminó por convertirse en realidad.
Y así están las cosas ahora. Conscientes desde el club presidido por Josu Urrutia de que se trata de una oportunidad única para que la constante fábrica de talentos para el primer equipo termine de dar el do de pecho, la temporada se plantea apasionante. Mucho que ganar y poco que perder, en resumen. Al final posibilidades económicas, al contar con el respaldo de un club histórico, no son tan limitadas como podría esperarse para un club de Segunda División, pero eso a la postre no es suficiente.
La filosofía del club rojiblanco es de sobra conocida: todo canteranos criados y crecidos en Lezama, en el País Vasco o en Navarra, una metodología que ha terminado por afamar al Athletic Club de Bilbao que, impasible, continúa sumando años en Primera con semejantes gestas como la de la última Supercopa de España cosechada en contra de los intereses del mismísimo FC Barcelona. Los más jóvenes aspiran a llegar algún día con los mayores, de manera que la meta está en que estos crezcan aprovechando la experiencia que aporta la Segunda División.
Misma base
Para ello, eso sí, se han optado por hacer pocos cambios en la estructura de la plantilla, casi sin incorporaciones durante los meses de verano. ‘El Cuco’ Ziganda, sobra decirlo tras el ascenso, ha terminado de asentarse en el banquillo rojiblanco mientras que el vestuario no ha sufrido apenas cambios con la variante de categoría.
Y como muestra, un botón. El primer once que saltó al campo de San Mamés en la primera jornada ante el Girona, partido que concluyó con derrota del Athletic por cero a uno, no contaba con ni un solo fichaje veraniego. Completamente implanteable para cualquier otro conjunto.
Precisamente los bilbaínos están basando su juego en un sistema parejo al de anteriores años. Presión potente y dejarse la piel sobre el campo, aderezado con la calidad individual de jugadores que ya brillan con el primer equipo como Lekue o que aspiran a ello como Villalibre, con una descarada edad de diecisiete tiernos años. Tras la victoria del fin de semana pasado ante el Mallorca (tres a uno), la primera de la categoría que le sitúa decimotercero de la clasificación, el objetivo es encadenar dos seguidas.
Pero los nombrados cachorros no son los únicos, claro. Yeray Álvarez, Álex Remiro bajo palos, Unai López, el más conocido Jonas Ramalho o Gorka Iturraspe, hermano de Ander, son solo algunos ejemplos de que el futuro en Lezama está asegurado. ¿Y en Zorrilla? Este sábado el Real Valladolid tendrá la oportunidad de comprobarlo en sus carnes.
Curiosidad del rival de esta jornada: Las normas como equipo filial del Bilbao Athletic son tajantes. El conjunto de ‘Cuco’ Ziganda solo puede disponer de jugadores menores de veintitrés años, todo un hándicap para Segunda División, o en su defecto hasta los veinticinco años siempre que cuenten con contrato del primer equipo.