Análisis del próximo rival del Real Valladolid
Bien es sabido que el fútbol puede ser tan bonito como cruel, a veces en cuestión de semanas, días e incluso horas y minutos. Pues bien, el choque del próximo domingo del Real Valladolid será ante un rival que ha pasado de probar las mejores mieles del deporte en Primera División, a las hieles de lo peorcito en Segunda. Ya se puede intuir, pues en esas se encuentra Osasuna. Todo ello en apenas media temporada.
Y es que los rojillos, tras catorce años seguidos en la liga de las estrellas, se han dado de bruces con la realidad futbolística. Una deuda gigantesca con la Hacienda foral de Pamplona de más de setenta millones de euros, un presidente –Miguel Archanco- a la fuga después de la caída al infierno y, en lo deportivo, una plantilla confeccionada con alfileres.
De mal en peor
Lo peor es que desde que se firmara el descenso a Segunda en la última jornada de la temporada pasada, honor que compartió con el propio Valladolid, las cosas han seguido cuesta abajo. Es difícil calibrar en qué apartado le va peor a Osasuna a día de hoy, si en el institucional, con una patata caliente que casi nadie quiere agarrar, o en el deportivo, donde el equipo descansa en el primer puesto de descenso a Segunda B.
Sí, ese mismo equipo que llegó a semifinales de UEFA en la temporada 2006/2007 y que hasta hace dos días militaba en Primera, ahora vive en sus carnes el miedo de caer a la categoría de bronce. Dieciséis puntos conseguidos en mismo número de jornadas, merced de cuatro victorias, cuatro empates y ocho derrotas, son méritos insuficientes para estar fuera de las casillas rojas.
Y mientras el equipo se juega las habichuelas sobre el césped, el lío en los despachos continúa. El descenso, todavía en la retina de la afición, provocó en junio la desaparición del entonces presidente, Miguel Archanco, que dejó todo en manos de un consejo gestor tras presentar un plan de viabilidad a la Hacienda foral. Sin ir más lejos, esta misma semana ha tomado el poder Luis Sabalza, hasta 2012 defensor del socio, cargo que ejerció durante catorce años.
Con la inestabilidad institucional y económica a la orden del día, precisamente las primeras palabras del nuevo máximo dirigente han sido tan contundentes como claras. “Si este domingo se pierde y se sigue en puestos de descenso, algo habrá que hacer”. Frase que hizo aflojarse la corbata a Jan Urban.
En caída libre
Queda patente que tanto para Valladolid como para Osasuna el choque se trata de una final, cada uno en lo suyo. Aunque mucho tienen que mejorar los rojillos respecto a las últimas jornadas para tratar de sacar botín.
Cinco jornadas sin conocer la victoria, con solo dos empates a cero de por medio, han terminado por dejar la situación en poco más que insostenible, de manera que la derrota no es una opción. Por no hablar de que en esos cinco choques tampoco se ha materializado ni un tanto.
El problema reside en el mal momento de juego osasunista. Si bien es cierto que en el último encuentro casero, ante el Girona, solo el portero Becerra salvó al conjunto catalán en un aceptable partido de los pamplonicas, la semana pasada en Miranda el espectáculo fue poco menos que horroroso. Siendo el resultado final de 1-0, lo cierto es que los de Urban estuvieron siempre a merced del conjunto burgalés.
Llama la atención en todo caso comprobar en la plantilla de Osasuna que cuenta con varios nombres que acumulan años de experiencia ya no en Segunda, sino en Primera, de manera que un hipotético descenso a Segunda B se calificaría como poco menos que un desastre. De las Cuevas, Nekounam, el viejo conocido pucelano Sisi, Nino…
Precisamente a este último es a quién más en corto deberán atar los de Rubi. De las Cuevas no estará por lesión, pero el veterano delantero se trata ahora mismo de la baza más importante en ataque después de haber transformado seis de los diecinueve goles de su equipo.
Curiosidad del rival de esta jornada: A día de hoy, Osasuna puede presumir de ser el único conjunto con nombre vasco en Primera y Segunda División. Traducido literalmente, significa “salud, fuerza y vigor”.