Análisis del próximo rival del Real Valladolid

No hay tiempo para huelgas. De regreso de nuevo a la realidad, después de un contratiempo en el que los protagonistas directos no han sido los jugadores, la plantilla del Real Valladolid quiere volver a sentir el olor a hierba y a cal. No queda otra. Pese al amago, la Liga sigue adelante y con ello la posibilidad de que el Pucela se quede definitivamente fuera de la pelea por el ascenso directo si no gana otra vez más.
Problemas extradeportivos aparte, en el vestuario hay convicción de que todavía se puede alcanzar el segundo puesto. La cosa está difícil, por qué negarlo, pero no imposible. No mientras las matemáticas digan lo contrario.
Enfrente espera un Osasuna que también necesita los tres puntos como el comer, y es que el fantasma del descenso a Segunda B también mete mucho miedo.
En caída continua
Sí, quién te ha visto y quién te ve. El mismo Osasuna que hace ya diez años se clasificaba para la UEFA, peleando en el presente por no caer en las garras del olvido que supone una caída a la categoría de bronce. En la mente de los pamplonicas se aparece el vago recuerdo de equipos como Racing o Tenerife, artífices en las recientes temporadas de dos descensos consecutivos de Primera a Segunda B.
Y es que a demasiados contratiempos se han tenido que enfrentar por Tajonar este curso. A la dolorosa caída a los infiernos catorce temporadas después, se ha unido una situación institucional convulsa, el desvelo de unas arcas que estaban bastante más vacías de lo que cualquier aficionado se hubiera podido imaginar en sus peores pesadillas y hasta un posible amaño de partidos… pese al descenso la temporada pasada. La palabra surrealista se queda corta.
La cuestión es que 37 jornadas después Osasuna se encuentra en un contexto que bien firmaría cinco partidos después, es decir, fuera del descenso, si bien las llamas del averno queman en la nuca. Decimoctavo en la clasificación, primer puesto fuera de la quema con 39 puntos, el tema no está precisamente como para tirar cohetes. Racing (38) y Sabadell (36) siguen muy de cerca la estela de los de Enrique Martín, que necesitan puntuar como sea en Zorrilla.
Sí, el idéntico Enrique Martín que ya salvó al equipo de un descenso cantado en la temporada 1996/97. Mismo nombre, mismo objetivo, casi veinte años después. La historia da la razón al entrenador, que por cierto, casi como para prolongar las extrañas sensaciones que se viven en Pamplona, ha sufrido una angina de pecho la semana pasada que le ha obligado a pasar varios días ingresado. Cuando las cosas salen mal, hasta lo más inesperado falla.
Pero volviendo a lo meramente deportivo, es obvio decir que ningún aficionado rojillo se esperaba semejante sufrimiento este año. Un equipo que en principio se encontraba diseñado para buscar el ascenso, aunque sin florituras, ha demostrado no ser tal y poco a poco la cosa se ha torcido tanto hasta el punto de coquetear con el descenso. Jan Urban y José Manuel Mateo, los dos entrenadores despedidos hasta el momento, son buena muestra de lo negro que pinta el panorama.
Hombres y nombres

Así, Martín no pudo dirigir al equipo el pasado fin de semana ante el Mirandés, en lo que fue una victoria balsámica para Osasuna por 2-0 y que, de hecho, permitió salir al equipo del temido descenso. Tres puntos que tienen más recorrido de lo que parecen, ya que el equipo, además de ganar, consiguió convencer parcialmente a una afición que veía al club desahuciado. Un estilo propio, con cambio de esquema incluido, que deberá consolidarse en estas últimas jornadas.
Y es ahí donde entra el Valladolid. Choque de necesidades que lo llaman, aunque bien hay que decir que este Osasuna no se caracteriza precisamente por ser un buen visitante. Diez puntos en dieciocho encuentros como foráneo le sitúan como el tercero peor de la categoría, tan solo por delante de Sabadell (nueve) y Tenerife (ocho).
Bien hay que decir que no deben confiarse los de Rubi. Pese a lo pintoresco de su situación, Martín cuenta con nombres entre sus filas como los de Nino, Nekounam o Roberto Torres, viejos conocidos de Primera División que ahora intentan salvar como pueden a un club en el que han pasado media vida. Precisamente Nino, con once goles de los 34 que ha transformado Osasuna esta temporada, será el primer rival a atar en corto.
Curiosidad del rival de esta jornada: Otro viejo conocido de la afición blanquivioleta como es Sisi volverá por segunda vez a Zorrilla con otra camiseta que no es la del Real Valladolid, tal y como reconoció esta semana a El Día de Valladolid. Aquella ocasión fue el diecinueve de octubre de 2008 y el menudo jugador albaceteño fue titular en un partido que concluyó 1-1.
