Análisis del próximo rival del Real Valladolid
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Poco a poco, jornada a jornada, las esperanzas se desvanecen. Simplemente, se esfuman. Lo que a principio de temporada era un sueño dorado en forma de ascenso, a día de hoy es una simple quimera que parece del todo inalcanzable. Pero lo cierto es que no lo es. Las matemáticas, ese maldito factor que actúa en el mundo del fútbol, dictan que todavía es posible. Y por ello hay que luchar.
Eso sí, no se le plantea fácil la próxima cita al Real Valladolid. Enfrente espera un Osasuna que tampoco está por la labor de poner las cosas fáciles, y es que aquí cada uno tiene lo suyo. De hecho ambos equipos siguen peleando por subsistir, toda vez que los dos cayeron al mismo tiempo al infierno de Segunda División, y el objetivo no es otro que el play off. Eso sí, a día de hoy hay uno que lo tiene bastante más factible.
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Perdiendo fuelle
Sobra decir que ese que lo tiene más fácil es el conjunto rojillo. Tras una temporada que comenzó como un tiro, con siete de las primeras diez jornadas en el liderato de la categoría, Osasuna comenzó a desinflarse poco a poco, a quedarse sin fuelle, hasta alcanzar una segunda vuelta en la que se ha estado más tiempo en play off que en ascenso directo, por no hablar de que cuatro empates consecutivos en las cuatro últimas jornadas han provocado una caída al noveno puesto.
Bien hay que decir que 50 puntos en 34 jornadas no son tampoco un bagaje pobre, pero por ahora son insuficiente como para mantener el ritmo de un conjunto que comenzó la temporada en forma de interrogante. Tras una salvación milagrosa en el añadido de la competición que hubiera supuesto la brutal caída de Primera a Segunda B en dos años, esta vez se buscó apostar más por lo de casa, aunque fuera más por necesidad económica que por otra cosa.
Y es que han sido muchos los problemas a los que ha tenido que hacer frente Osasuna últimamente. El destape de un agujero económico impresionante, la implicación en posibles amaños de partidos, idas y venidas institucionales… Poco importa eso cuando echa a rodar el balón, sabiendo que un ascenso solucionaría todo de un plumazo.
La realidad, por ahora, es que la cosa no está sencilla. Los últimos cuatro empates, el último en casa del Mallorca por 1-1 y los tres anteriores de 0-0 frente a Elche, Girona y Tenerife, han dejado algo tocado a un equipo al que le está costando reencontrarse con la victoria. El estilo de juego de Enrique Martín, salvador del equipo el año pasado y míster desde el primer momento esta vez, parece no estar calando de manera definitiva dentro del vestuario.
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Apuesta de juventud

Y ahora es precisamente cuando Osasuna ve la oportunidad, ante un Real Valladolid herido, de volver a la senda del triunfo. Con el play off a solo dos puntos y el ascenso directo a siete, una victoria supondría un buen chute de adrenalina y moral para ingresar de nuevo en los puestos de privilegio. Algo a lo que se puede aspirar gracias a una plantilla que aúna juventud y experiencia a partes iguales.
¿Nombres? Nino y Roberto Torres, un viejo rockero y la perla de la cantera respectivamente, ya se han vuelto fundamentales esta temporada. Seis y nueves goles para uno y otro, 35 años y 26, vienen a dejar patente la filosofía que ha buscado Osasuna para la ocasión. Pero no son los únicos, claro. Urko Vera, Álex Berenguer, Mikel Merino, los hermanos Flaño… Esa apuesta por la cantera, a excepción del primer caso, se materializa semana tras semana en las alineaciones de Enrique Martín.
Solo le queda mejorar los números en casa y el juego, que no es poco. En el primer caso es cierto que los rojillos llevan desde el 28 de noviembre sin perder en casa, aunque acumulan siete empates de los últimos nueve partidos, mientras que en el segundo se ha puesto en tela de duda el sistema utilizado por el entrenador pamplonica. Este domingo, una nueva oportunidad de dar un paso adelante para ambos equipos.
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Curiosidad del rival de esta jornada: De los últimos catorce jugadores empleados por Osasuna en el partido ante el Mallorca en San Moix, nada más y nada menos que ocho jugadores fueron criados en la cantera de Tajonar. Nada mal para un equipo que, aunque con apuros, se encuentra en plena lucha por volver a Primera División.
