Análisis del próximo rival del Real Valladolid

Se acaban las posibilidades. Hay derrotas que duelen mucho, y después esta la que sufrió el Real Valladolid la pasada jornada frente al Girona. A punto de alcanzar el ecuador de la competición, a los blanquivioletas se les extinguen las posibilidades de engancharse al ascenso a través del play off –el directo parece ya descartado- y, lo que es casi más importante, de enganchar a una afición desencantada con lo que bien podría calificarse como una media temporada calamitosa.
Por eso, las pocas posibilidades de este Pucela pasan por volver a ganar lo antes posible, algo que no parece sencillo si se atiene uno al rival que visitará este sábado el estadio José Zorrilla.
Y es que el Elche también llega necesitado por el pasado próximo, después de que él también comenzara la temporada como un claro aspirante al ascenso. No se harán prisioneros en un enfrentamiento que se prevé eléctrico.
De más a menos
Y será eléctrico porque el Elche también debía estar en la parte alta de la tabla, al menos si se atiende a su historia reciente, pero tampoco lo está. Quién diría que hace bien poco ambos conjuntos estaban en Primera División. Eso sí, la caída a los infiernos de ambos fue bien distinta, y es que el caso del conjunto ilicitano se convirtió en uno de los culebrones del verano. Bien los sabrán los aficionados al fútbol. Primera sí, Primera no… El Elche se salvó a tres jornadas del final, pero el destino le tenía preparado un caprichoso final.
La parte deportiva estaba más que solventada tras una temporada más bien regular cuando se produjo la hecatombe. La maltrecha economía condenaba al equipo verdiblanco a Segunda, e incluso a Segunda B, si no había un cambio de timón. Al final, a 48 horas del final del plazo, un cambio de gestión en el club salvó los muebles, pero no pudo evitar el descenso de una categoría, algo de lo que se benefició el Eibar, hoy en la elite.
Y en la actualidad la situación es otra, claro. Decimoprimero en la clasificación con veintisiete puntos, a tres del play off y a siete del descenso, los de Rubén Baraja se encuentran en tierra de nadie, algo que quieren cambiar. Sí, esa es precisamente una de las novedades del Elche para esta temporada. El Pipo fichó en verano con la difícil tarea de sustituir a Fran Escribá al frente del club, cosa que no pinta sencilla.
El cambio de rumbo se ha hecho patente en todos los sentidos, por desgracia con casi una obligación al ascenso que, bien hay que decir, por ahora no se está cumpliendo. Bien se piensa en equipos como el Sporting o el Zaragoza el año pasado, que con una economía de guerra consiguieron aspirar o incluso concluir un impensable regreso a la máxima categoría. Fácil no pinta, desde luego, y menos con siete victorias, seis empates y seis derrotas en diecinueve partidos.

¿Quién dijo miedo?
Eso sí, la afición lo tiene claro; tras haberse asomado al abismo, jugar en Segunda ya es un alivio, pero no por ello se debe exigir menos al club esta temporada. Las restricciones económicas son más que evidentes, y de hecho al Elche no le ha quedado otra opción que tirar de cantera y de jugadores de poco renombre, pero la esperanza es lo último que se pierde.
Por ahora bien hay que decir que la revelación tiene nombres y apellidos propios, que no es otro que Sergio León. El delantero procedente de la Llagostera acumula once de los diecinueve goles transformados por su equipo –por los 23 encajados-, sin duda un imprescindible en el once de un Pipo Baraja que acostumbra a jugar con medidas de presión y buscando las bandas al contraataque. Pero no se trata de la única perla del vestuario.
Sin ir más lejos, el Elche ha encontrado en Álex Moreno, un jovenzuelo de apenas veintidós primaveras, la clave del centro del campo. Y es que es el único jugador de la plantilla que ha jugado de una u otra manera las diecinueve jornadas disputadas hasta el momento. Otros clásicos de la categoría como Isidoro o Lolo apuntalan una defensa que lo cierto es que por ahora tiene bastante que mejorar, pese a que el Elche acumule los últimos cuatro choques sin perder.
Curiosidad del rival de esta jornada: Bonito reencuentro será el de Rubén Baraja con el estadio José Zorrilla, tantos años después. El vallisoletano, hoy entrenador del Elche, disputó hasta 41 partidos con la camiseta blanquivioleta del primer equipo, antes de emprender rumbo a la cantera del Atlético de Madrid, previo paso a su marcha al Valencia, donde granjeó su leyenda.
