Análisis del próximo rival del Real Valladolid.

Érase una vez la historia de un jeque llamado Abdullah Al Thani, perteneciente a la familia real de Qatar. Su condición le aportaba dinero, riquezas y prácticamente todo lo que quisiera desear. Hasta la posibilidad de convertir la Liga española en un Monopoly. Era junio de 2010 y Al Thani decidió que era un buen momento para comprar el Málaga Fútbol Club, en sucesión del anterior presidente, Fernando Sanz.
Empezaba una nueva era para el equipo andaluz, su presidencia y su afición. Tras muchos años luchando por evitar el efecto ascensor entre Primera y Segunda División, subiendo y bajando, llegaba una época de prosperidad y despilfarro, en claro contraste con el resto de equipos, atados en corto por una situación económica paupérrima.
Abriendo camino
La primera temporada fue sobre ruedas. Cazorla, Toulalan, Monreal o Van Nistelrooy fueron los grandes nombres traídos por Al Thani para culminar la mejor temporada del Málaga en Primera. El equipo de la Costa del Sol quedó cuarto con 58 puntos, con tan solo Barcelona, Real Madrid y Valencia por delante.
Los primeros problemas llegaron en verano. El jeque se cansó de su juguete y a punto estuvo de deshacerse de él, pero finalmente, tras una reestructuración en la directiva y unos ajustes en la plantilla, terminó por quedarse. Un año más, al menos.
Después de siete partidos de Liga, el Málaga ha conseguido superar sobre el campo sus problemas en los despachos. Con seis puntos de seis en la fase de grupos de Champions –los de Pellegrini se impusieron por 3-0 al Zenit y 0-3 al Anderlecht-, los andaluces están terceros en la tabla con catorce puntos, a cuatro del Valladolid. Cuatro victorias, dos empates y tan solo una derrota, la jornada pasada ante el Atlético, es su bagaje en el campeonato regular hasta el momento.
Bien es cierto que el equipo blanquiazul solo lleva tres encuentros en casa, pero hasta el momento se encuentra imbatido en La Rosaleda. Mientras que el Betis (4-0) y el Levante (3-1) hincaron la rodilla sin mayor oposición, el Mallorca consiguió arrancar un valioso empate (1-1) en la segunda jornada. Ahora es el turno de los de Djukic.
Momento goleador dulce
Hay varios ‘culpables’ del buen momento malaguista. Si bien en verano hubo importantes bajas como las de Van Nistelrooy, retirado, Cazorla, por motivos económicos, o Rondón, que marchó al Rubin Kazan, llegaron sustitutos de garantías como Roque Santa Cruz o el ‘Conejo’ Saviola. El argentino suma ya dos goles en Liga en su cuenta particular, uno más que su compañero de baile.
Joaquín e Isco, dos jugadores de moda en el conjunto blanquiazul, son dos bazas más de ataque. El del Puerto de Santa María está empatado con Saviola como máximo goleador liguero del equipo con dos dianas, mientras que el malacitano se encuentra en el que probablemente sea el mejor momento de su carrera, asentado en el once y pleno de confianza.
Hay otro dato importante a tener en cuenta del Málaga. Los de Pellegrini solo se han quedado sin ver puerta en un encuentro de los nueve que llevan disputados hasta el momento, siete de Liga y dos de competición europea. Y aquel afortunado, el Athletic, ni siquiera fue capaz de llevarse la victoria en un partido que acabó empate a cero.
¿Virus FIFA?
El Málaga, todo hay que decirlo, no llegará en plenitud de aptitudes al choque de La Rosaleda. El famoso virus Fifa puede terminar por hacerle un favor a Djukic. Nada menos que siete internacionales tiene el equipo andaluz entre sus filas. A saber: Ignacio Camacho, Isco, Monreal, Fabrice, Iturra, Sebas Fernández, Kameni y Olinga. El estado físico en el que regresen es todo un misterio.
No son, a priori, jugadores importantes en el once titular, pero no acaban ahí los obstáculos para Pellegrini. Toulalan, Sergio Sánchez y Santa Cruz llegan tocados y entre algodones por diversas molestias, si bien el último parece que llegará sin ningún problema.
Curiosidad del rival de esta jornada: 108 años han tenido que pasar desde los comienzos del Málaga hasta que pudo debutar en Champions. Que solo lleve dos partidos en la máxima competición supone datos curiosos, aunque superficiales, como que no haya encajado todavía ningún gol o que lleve tres goles de media por partido.