Análisis del próximo rival del Real Valladolid.

Victoria el lunes, derrota el jueves. Así de veloz y trepidante es el fútbol, y así son las sensaciones por las que está pasando este Real Valladolid. Tras un triunfo importante frente al Celta, más que nada por eso de que fue en Liga, tocó darse el topetazo en Copa visitando al Rayo y volviendo a casa con el rabo entre las piernas.
Pero este jueves hay que volver a centrarse en el campeonato casero. Aunque sea cuestión casi de horas entre un choque y el siguiente, es ya agua pasada. No hay que olvidarse que el principal objetivo del Pucela esta temporada ha sido siempre la ansiada permanencia, y conseguir dos victorias consecutivas a costa del Espanyol antes de comerse el turrón sería la mejor manera de seguir el camino.
En todo el medio
Los catalanes, eso sí, llegan en una situación más cómoda al encuentro. Los chicos de Javier Aguirre sí cumplieron en el torneo del KO, aunque bien hay que decir que lo tuvieron más fácil, al menos sobre el papel, al enfrentarse a un equipo de Segunda como el Jaén. Tras un pequeño tropiezo en la ida en forma de empate a dos, la vuelta de este jueves tuvo poca historia gracias a los tantos de Simão y Sídnei.
Dicho lo cual, en Liga el Espanyol tampoco lleva mala marcha. Los pericos parecen uno de esos equipos destinados a no pasarlo mal si las cosas siguen como hasta ahora. En la zona media de la tabla, de donde no se han movido ni para bien ni para mal después de dieciséis jornadas, diecinueve puntos les permiten estar en la duodécima posición.
Lo cierto es que Javier Aguirre parece haberse hecho por fin al equipo –o el equipo a él- después de su desembarco la temporada pasada, y hay momentos en los que el Espanyol demuestra momentos de verdadero buen juego. A raíz de ello han llegado partidos interesantes como la victoria frente al Valencia (3-1), la del Atlético (el único que ha ganado a los de Simeone, 0-1) o, aunque fuera derrota, un buen encuentro en el Camp Nou (1-0).
A seis puntos del descenso, a siete de Europa y con cinco victorias en dieciséis partidos, el Espanyol tiene que decidir entre las últimas jornadas de la primera vuelta y en el arranque de la segunda si aspira a cotas altas o, por el contrario, se queda en la mediocridad del término medio y la zona baja. Mimbres tiene para lo primero, desde luego.
Hombres y nombres
La fortaleza de la plantilla españolista radica en una mezcolanza a partes iguales entre jugadores con experiencia en Primera División y otros con una buena proyección que, por no decirlo, llevan buen ritmo de maduración. Añadiendo, además, ese toque de pólvora en la punta que necesitan todos los equipos que buscan marcar época.
En el primer grupo se encuentran Colotto, Capdevila –aunque está jugando más bien poco-, Simao y el incombustible Sergio García, pichichi del equipo con seis goles en su haber. Todo un perro de presa a atar en corto. En el segundo, están los talentos emergentes como Víctor Sánchez –tres dianas-, Pizzi, Thievy o Jhon Córdoba, que buscan convertirse en las jóvenes revelaciones de la temporada.
Mirando sus números goleadores, eso sí, queda patente que el Espanyol tiene mucho por mejorar. Dieciocho a favor por veintiuno en contra en los dieciséis enfrentamientos de Liga son unos números bastante pobres como para acabar entre los seis primeros.
Así las cosas, el futuro de los pericos para 2014 depende en parte del Pucela. El último partido del año es tan importante para unos como para otros, aunque con objetivos diferentes. Y en el caso del Real Valladolid, la necesidad apremia.
Curiosidad del rival de esta jornada: Si bien es cierto que el equipo perico viste hoy día de blanquiazul, la primera vestimenta original del club fue amarilla. Esto fue así debido a que uno de los primeros socios regaló a la entidad una pieza de ropa de dicho color cuando acababa de fundarse. Pasado el tiempo el Espanyol adaptó a los actuales blanco y azul, los que llevaba en su escudo de armas el almirante Roger de Lauria.
