Análisis del próximo rival del Real Valladolid

Llega un momento de la temporada en que cada partido es una moneda al aire, y por desgracia, en el que perder no es una opción. En esas se encuentra el Real Valladolid para su encuentro de este domingo. Tras un buen chute de moral y de confianza en casa frente al Numancia, el aficionado blanquivioleta, pese a todo, ya se ha puesto a temblar. Sí, toca volver a coger el autobús.
Y enfrente no estará un cualquiera. Espera una SD Ponferradina que ya se ha convertido en una de las revelaciones de la categoría de plata, pero que, por desgracia para los de Rubi, quiere más. Se plantea machada en El Toralín, ya que solo vale ganar sea al precio que sea.
De consolidación a revelación
Bien hay que decir que el objetivo de la Ponfe para esta temporada estaba bien marcado desde la primera jornada, que no era otro que la permanencia para así terminar de consolidarse en Segunda División. El club presidido por José Fernández afronta su tercer año consecutivo en la categoría y con una economía de guerra la intención es prolongar la estancia el mayor tiempo posible. Y, bien hay que decirlo, por lo visto por ahora así será.
Bien puede sacar pecho el equipo de Manuel Díaz, que ahora mismo se sitúa en la séptima plaza de la clasificación, la primera fuera de liguilla del play-off, merced a 42 puntos. Conscientes de que las cinco primeras casillas se repartirán entre Betis, Sporting, Valladolid, Las Palmas y Girona, solo queda una vacante para el sueño de Primera. Es obvio que se trata de una quimera, pero soñar es gratis.
El problema ahora mismo para este humilde club –que el año pasado terminó por pasarlo mal gracias a una segunda vuelta irregular después de una primera más que digna de mención– tiene nombre propio, que no es otro que el Zaragoza. Los maños están un punto por encima y, si nos agarramos a presupuesto e historia parece difícil apearles del camino. No queda otra que ir partido a partido, a la espera de una buena ocasión para asaltar la plaza.

¿La mejor baza de los de Díaz? Su regularidad en casa. El conjunto berciano tan solo ha hincado la rodilla en El Toralín frente a Sporting y Numancia en catorce partidos, pero no solo eso. Betis (4-1), Girona (3-0) o Las Palmas (2-2) no han conseguido escapar con el botín de los tres puntos, de manera que el estadio ha terminado por convertirse en un pequeño fortín que deja a la Ponfe en el sexto mejor local de la categoría. Casi nada.
Un equipo hecho piña
Por supuesto, y como suele ocurrir en estos conjuntos de bajo presupuesto, otro de los puntos fuertes del conjunto leonés es la unión del vestuario. Una piña para todo, en el que la buena sintonía dentro se hace notar sobre el campo. Los jugadores se conocen a la perfección y, por tanto, también son conscientes de sus limitaciones. Para un equipo con un carácter imprimido como es el de Manolo Díaz, no es un detalle banal.
Pero en el éxito no todo debe achacarse a este detalle. La Ponferradina, pese a lo limitado de sus arcas, ha conseguido formar un equipo de garantías mezcla de jugadores veteranos y consolidados, véase Pablo Infante o Yuri, con cuatro y doce goles en competición, respectivamente, con otros más jóvenes pero sobradamente preparados como Rubén Sobrino y Andy, ambos con cinco muescas en sus revólveres.
Así las cosas, a los de Rubi solo les queda hacer valer sus galones como favorito para tratar de arrancar los tres puntos de El Toralín. La tarea no pinta fácil, pero a estas alturas de campeonato ya no hay espacio para los amiguismos, ni siquiera ante un vecino revelación.
Curiosidad del rival de esta jornada: Desde su fundación en 1922, la Ponferradina ha tenido nada más y nada menos que veinticinco presidentes, aunque bien hay que decir que solo el último, José Fernández Nieto, quien lleva en el cargo desde 1999, ha visto las cinco temporadas que acumula el club en la categoría de plata.
