Análisis del próximo rival del Real Valladolid
Ahora o nunca. Un tropiezo más, podría resultar fatal. Dan igual los cerca de 2.500 sportinguistas que se esperan en Zorrilla este sábado, puntuar de menos de tres no es una opción. Y es que al Real Valladolid se le ponen las cosas serias una vez que se entra en el último tramo de la temporada, donde los enfrentamientos con rivales directos se vuelven cruciales.
Así las cosas, contra viento y Mareona, a los de Rubi se les va apretando la soga al cuello mientras observan a un Sporting que llega a Zorrilla con ganas de dar un golpe sobre la mesa. No hay duda de que quien salga victorioso del esperado choque de este sábado contará con muchas bazas para terminar siendo uno de los dos equipos que concluya el año en puestos de ascenso directo.
El rey de la cantera
Y eso que no eran muchos los que daban un duro por el conjunto astur a principio de temporada. La situación económica, como muchos de los equipos de la categoría, no es precisamente boyante y al club presidido por Antonio Veiga no le ha quedado otra alternativa que recuperar el auténtico espíritu del club, aquel que apostaba por la cantera de Mareo de manera clara y definida.
Bien es cierto que en esta situación se está haciendo más por necesidad que por convicción, pero la realidad es que no se puede negar que el Sporting ha dado un salto cualitativo después de una anterior temporada en la que los rojiblancos se quedaron a las puertas después de ser eliminados en el play off de ascenso. El objetivo esta vez era más oscuro, pues a cada año que pasa el presupuesto se reduce.
Así las cosas, y transcurridos ya dos tercios de campeonato, las miras están fijas; el ascenso directo. Y es que soñar es gratis, claro. Los asturianos descansan en la segunda casilla de la clasificación con 51 puntos en veintiséis jornadas, de manera que supieron aprovechar el tropiezo de la semana pasada del Pucela frente al Sporting, aunque una hipotética victoria blanquivioleta este sábado, goal average mediante, volvería a poner a los de Zorrilla por delante en igualdad de puntos.
Pero derrocar al rival pinta complicado, tanto como aquella hazaña que se consigue por primera vez. El Sporting de todo un clásico como Abelardo Fernández tan solo ha hincado la rodilla una vez esta temporada en Liga -precisamente en Copa hizo lo propio ante el Pucela en El Molinón por 1-3-, hace seis jornadas frente al Betis. Por no hablar de que como visitante suma cuatro victorias y nueve empates en trece choques.
Plantilla de quilates
Y es aquí donde entran los jugadores de una plantilla que, pese a gozar en su mayoría de una gran juventud, también pueden presumir de calidad en sus botas. Abelardo ha sabido inculcar un buen sistema de presión capaz de ahogar al rival más pintado, pero el Sporting no solo es un esquema. Nombres como el de Carlos Castro, máximo realizador con siete dianas, Jony o Nacho Cases son imprescindibles en la delantera y en el centro del campo, muy a tener en cuenta por Rubi.
Bien es cierto que los rojiblancos no se caracterizan por ser un conjunto especialmente goleador, con 39 tantos a favor, pero una defensa capitaneada por Bernardo y con un lateral zurdo que se ha vuelto imprescindible en El Molinón como Isma López dan ese plus de seguridad que hace que los asturianos apenas hayan encajado diecinueve dianas en veintiséis jornadas.
Así las cosas, queda claro que lo de este sábado en Zorrilla será una guerra de la que saldrá tanto un vencedor como un perdedor bien herido. La derrota no es una opción para el Real Valladolid.
Curiosidad del rival de esta jornada: Hay quienes presumen de no haber caído nunca de Primera a Segunda División en toda su historia, y lo cierto es que el Sporting tiene también su pedacito de gloria. Los rojiblancos llevan ‘bailando’ entre la categoría de oro y la de plata desde 1928, de manera que nunca han caído a Segunda B en todo este tiempo, casi noventa años.