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La magia está asegurada hasta 2016

por Cristian Padilla
15 de marzo de 2013
Óscar2

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Esta semana el club hizo oficial la renovación de Óscar González, el “hijo pródigo”, asegurando espectáculo en Zorrilla hasta que cumpla los 34 años.

 

Óscar

Veinticuatro horas después de ser padre por primera vez, Óscar González recibía otra buena noticia, que no solo lo es para él, sino también para todo el club y la afición blanquivioleta, la renovación de su contrato hasta 2016. Los destinos del Real Valladolid y del mediapunta salmantino seguirán ligados durante tres campañas más. Miroslav Djukic conseguía así atar a uno de sus soldados de más valía.

A pesar de que ahora es uno de los jugadores más cotizados y queridos por la afición pucelana, el regreso del “hijo pródigo” a las orillas del Pisuerga no fue fácil. El salmantino retornó en 2010 al Real Valladolid tras su paso por el Zaragoza y Olympiakos, decidiendo volver a casa con el objetivo de sumar para conseguir el ascenso a Primera División a las primeras de cambio, en una temporada que no fue fácil ni para él ni para el Real Valladolid, la 2010/11.

Antonio Gómez fue su primer entrenador en esta segunda etapa. Un míster para el que apenas contaba y cuando lo hacía no terminaba de ofrecer su mejor versión. Los resultados irregulares acabaron por eliminar al principal obstáculo de Óscar, el míster fue destituido y llegó Abel al banquillo. De no ser por este hecho, el salmantino podría haberse marchado al Cartagena en el mercado invernal. El Real Valladolid y Óscar no hubiesen podido escribir juntos la historia que vivieron posteriormente. Pero el destino puso en su camino a Abel Resino y una tarjeta roja que cambió su rumbo y el del todo el equipo.

Con el míster manchego, Óscar comenzó a entrar en las alineaciones. Aunque la dinámica de la temporada no le permitía acabar de explotar. Necesitaba tocar fondo, resurgir de sus cenizas. También necesitaba hacerlo el equipo, el cambio de entrenador no acababa de dar su efecto y los puestos de descenso estaban más cerca que los de ascenso.

Fue entonces cuando llegó el once de febrero. Una fecha que no olvidará Óscar y puede que tampoco el Real Valladolid. Ese día el conjunto de Abel hizo un partido horrible ante el Recreativo de Huelva y Óscar fue expulsado por darle un codazo a Manolo Martínez al filo del descanso. Las cosas se ponían muy complicadas, en general, para los de Abel, que si perdían podían quedar muy tocados y, en particular, para un Óscar que se situaba en el punto de mira de las críticas.

Pero paradójicamente del esperpento surgió la gloria. Un gol de Javi Guerra tras el paso por los vestuarios acabó dándole la victoria a un Real Valladolid en inferioridad numérica. Con esa victoria, los blanquivioletas cogieron confianza y empezaron a ganar partidos. Tras cumplir su sanción, Óscar se subió a un barco que ya navegaba en la dirección correcta y asumió el timonel para terminar de llevar a los blanquivioletas a una fase de ascenso en la que el Real Valladolid finalmente no pudo conseguir el ascenso.

ÓscarA pesar de este mal desenlace, el conjunto blanquivioleta había dado un golpe sobre la mesa, mostrándose como principal candidato al ascenso para la temporada siguiente y Óscar se erigía como su director de orquesta para tratar de lograr el asalto definitivo a Primera División. El salmantino finalizaba la temporada con un balance de veintisiete partidos jugados, diecinueve de ellos como titular en 1600 minutos en los que había anotado siete tantos.

Estas cifras se mejorarían con creces en la campaña posterior, la del ascenso, en la que Óscar tomó las riendas del equipo desde el principio como capitán de un barco que ya contaba con Djukic como almirante. El mediapunta ofreció su mejor versión,  en la que se destapó su lado más goleador con catorce goles anotados en 34 partidos, de los cuales 32 fueron como titular en 2546 minutos.

El salmantino se convertía en un diamante muy cotizado tras la consecución de un ascenso en el que puso su granito de arena logrando el primer gol ante el Córdoba en el partido de vuelta de la primera eliminatoria, que acabó con tres a cero.

Djukic ata a uno de sus mejores jugadores. A un Óscar que tuvo que sobreponerse a sus malos comienzos y que acabó asentándose como buen hijo pródigo, en la que es su casa. En estos años ha ligado su futuro a la ciudad de Valladolid abriendo un restaurante y siendo padre de un niño -recientemente- que ha nacido con sangre pucelana. Todos estos condicionantes, unidos a la magia que atesora entre sus botas, hacen que los próximos tres años de unión entre Óscar y el Real Valladolid sigan siendo muy prometedores.

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