La dirección deportiva del Real Valladolid trabaja en la confección de una plantilla de Segunda División y otra de Segunda B sin prisas, aun cuando empezarán pronto a trabajar
Hace semanas, dijo Braulio que no iba a firmar en base a los ofrecimientos de representantes, sino por el convencimiento real de que el ofrecido es válido y por el interés de este en el Real Valladolid. Esto último no salió de manera explícita de sus labios, pero sí se pudo leer entre líneas a un hombre que, como gallego que es, es parco en palabras y pródigo en el silencio.
Allí donde alguno vio una crítica velada a sus antecesores, el director deportivo quiso hacer una llamada a la calma a la afición, ávida de caras nuevas no ya que ilusionen, sino que rellenen un plantel, el del primer equipo, que entre jugadores que aún deben salir y los que todavía han de llegar está a medias. Este escenario, lejos de ser preocupante, es buscado.
No se puede decir que sea el deseado, ya que, si de Braulio y su equipo dependiera, la pretemporada arrancaría con el grueso del equipo a las órdenes de Rubi. Pero toca esperar. Como si fuera el santo Job, el pontevedrés trabaja sin alterarse, consciente de que los condicionantes del mercado invitan, en efecto, a ser paciente. Porque el Mundial tiende a ralentizar su ebullición y por las apreturas deportivas y económicas del Real Valladolid.
Es ya de sobra conocido el interés de Vázquez en aguardar a jugadores que hoy día esperan ofertas de Primera o con mayores emolumentos de los que, a priori, en Zorrilla percibirían y que quizá, conforme los equipos echen a andar, se puedan replantear la situación. Y esto se puede hacer extensible a la confección de la plantilla del Real Valladolid Promesas.
Se va a fichar solo por el precio que se entiende justo por cada jugador. Y no se va a fichar a cualquiera. Ni para Segunda ni para Segunda B. Cada cifra, cada nombre, cada cláusula, está siendo estudiado al detalle. También para las renovaciones. De ahí el retraso en las ansiadas renovaciones de Jaime y Álvaro Rubio, con quienes se quiere contar de un modo ‘distinto’ al que ambos quieren asegurarse.
Al guardameta de Valdepeñas se le han ofrecido dos años, pero él quiere tres. Y además está el problema entre su representante y Carlos Suárez. Mientras tanto, con Álvaro Rubio la dificultad a la hora de estampar la firma se encuentra en que el riojano quiere asegurarse continuar en caso de ascenso, algo a lo que no quiere atarse la dirección deportiva, más allá de la cláusula de renovación automática en base a una serie de partidos jugados.
Como decíamos, determinadas situaciones pueden ser extrapolables al filial, donde algunos de los contratos a revisar o renovar están viendo como, lejos de aumentar en lo referente al salario, se mantienen o incluso decrecen. Dicho de otro modo: hay jugadores que cuentan, pero no a cualquier precio, lo que afecta no solo a quienes el treinta de junio dejaron de pertenecer al club, sino incluso a otros que tienen contrato.
Pese al salto de categoría, la entidad blanquivioleta no está dispuesta a realizar grandes dispendios, consciente de que el descenso a Segunda dificulta el calendario de pagos del proceso concursal. Así, se trabaja en la renovación de varias piezas clave del ascenso a la baja o con el mismo sueldo que percibían en Tercera y se le ha sugerido a algunos jugadores con contrato que se lo rebajen.
Dicho así, puede sonar chocante. ¿No decían contar con la cantera? Sí. Del mismo modo que Miami Heat cuenta con Chris Bosh, Dwayne Wade o LeBron James. Pero sucede que para garantizar la competitividad del grupo es necesario apretarse el cinturón, debido a que el presupuesto es reducido.
Ante este escenario, existe el riesgo de perder a alguna pieza cotizada, como es el caso de Zubi, que firmó la pasada semana por el Atlético de Madrid B, después de que no se lograse llegar a un acuerdo para su continuidad –en parte, porque el Real Valladolid “no se decidía” a apostar por él como jugador del primer equipo, según fuentes cercanas al extremeño–. O, quizá, Amaro, quien a día de hoy está más fuera que dentro. En cambio, otros como Fran No parece que aceptarán el nuevo marco.
Los primeros beneficios de estos ajustes, al menos sobre el papel, ya se han hecho notar. Si para el primer equipo se acertó a firmar a André Leão, a pesar de que su cartel podría invitar a pensar en un destino ‘mejor’ que Valladolid, el Real Valladolid Promesas estará dirigido por un cotizadísimo Rubén de la Barrera y tendrá en sus filas a dos jugadores de la categoría de Jorge Hernández y Javi Navas.
Como para el primer equipo, no se va a correr. Cata, nuevo director de la base del club, espera que acaben llegando jugadores cuya respuesta actual es un ‘no’ debido a que aguardan por una oferta mejor. Como en el primer equipo, se aguarda que en torno a media plantilla esté conformada por caras nuevas, ya que no se cuenta con varios jugadores con contrato y otros han acabado.
La intención del gallego, así como de Braulio y Catoira, su mano derecha, pasa por hacer varios fichajes de gente con experiencia en la categoría y sin visos de dar el salto al primer equipo y otros que puedan dar un diferencial en Segunda B y aspirar a ese ascenso.
Solo en caso de franca oportunidad se perderá la calma. Y ni por esas se apostará todo al rojo. La paciencia del santo Braulio y de su equipo marcan su camino. A la afición le toca esperar a que se haga al andar, que diría Antonio Machado.