Dicen algunos que todo cambia cuando nada ha cambiado. No así ocurre en el entorno del Real Valladolid. Para los pucelanos, nada cambia aunque todo haya cambiado.
Y es que, después de adelantarse en dos ocasiones ante el Tenerife, colista de la categoría, no supo o no pudo alzarse con los tres cambios y comenzar el año dando valor a la revolución que Abel Resino introdujo en el once, con la entrada de hasta seis jugadores que no eran habituales con Antonio Gómez.
Uno de ellos, el hasta la fecha defenestrado Óscar González, adelantó a los blanquivioletas en el minuto nueve, apenas uno antes de que Nino batiese al esta temporada debutante Justo Villar, en una nueva muestra de los continuos desajustes defensivos de los locales.
Una vez más, el tanto rival dejó tocados a los vallisoletanos, que no eran capaces de materializar su dominio en la zona ancha sobre un Tenerife blando. Un Tenerife que recibiría el segundo tanto de lanzamiento de falta directa, gracias al derechazo de otro canario, Nauzet Alemán.
El libre directo, perfilado para un zurdo, dio en la cruceta antes de impactar en la espalda de Sergio Aragoneses, quien a la postre sería salvador de los suyos con varias detenciones de gran calado ante ocasiones blanquivioletas, como la de Óscar González en el minuto sesenta y siete a centro de Barragán.
Antes, el dominio del Tenerife se hizo mayor y latente en la hilvanación de jugada, si bien mediado el segundo periodo el Real Valladolid se repuso y pudo sentenciar un encuentro que se escaparía por culpa de un postrero gol de Iriome, quien remató de cabeza a la red un buen centro del venezolano Julio Álvarez.
Con el único punto sumado, son cinco los logrados por el conjunto albivioleta sobre los últimos veinticuatro jugados, el primero de los nueve en disputa con Abel en el banquillo y la prolongación de una crisis histérico-depresiva que parece no tener fin, hayan seis cambios en el once o diez y por muchas salidas que se confirmen. La próxima consulta del psicólogo se pasará ante el Nàstic, también en puestos de descenso. Quizá, después de la venida de los Reyes, empiece le resurgir blanquivioleta…