El Real Valladolid se ha asegurado un refuerzo clave en el centro del campo con la llegada Mathis Lachuer, que ya ha sido inscrito oficialmente y presentado ante la afición pucelana. Nacido hace 25 años (cumplió años el día siguiente a su presentación), el mediocentro francés aporta juventud, experiencia en la categoría y un estilo que casa con lo que busca Guillermo Almada.
Mediocentro con energía, criterio y liderazgo en la sala de máquinas. Procedente del Mirandés, donde se consolidó como pieza indiscutible en dos campañas brillantes en Segunda División. Lachuer llega libre y firma hasta junio de 2026. Su contratación refuerza el plan de la dirección deportiva de completar una plantilla competitiva y equilibrada.
Rasgos fundamentales de Mathis Lachuer
La formación de Lachuer en el Amiens francés le dio las bases técnicas y tácticas que ha convertido en su sello. Apareció en el primer equipo en 2021 y desde entonces acumuló más de 70 partidos en Ligue 2, antes de dar el salto al fútbol español con el Mirandés. Allí, su crecimiento fue notable. En España, se vio un jugador de confianza absoluta para las tareas encomendadas en la base y también un espacio de mejora con respecto a su capacidad para crear, asomarse al área y ser un componente interesante para dar un paso adelante.
Lachuer disputó prácticamente todas las jornadas de la temporada 2024/25, incluidos los play-off de ascenso, donde el Mirandés se quedó a muy pocos pasos del ascenso a LaLiga. El francés no solo sumó minutos, sino que también aportó estadísticas a fuerza de goles y asistencias en momentos decisivos para hacer crecer las opciones del equipo de Miranda de Ebro. Algo que demuestra ese manejo de los tiempos, especialmente en el último tercio, donde el Valladolid necesita mover ficha.
Tácticamente, su perfil es el de un ‘box to box’. Es un jugador que trabaja de manera incansable sin balón, sabe presionar, tiene intuición para recuperar y, a la vez, sabe incorporarse al ataque con criterio para añadir valor. Esa versatilidad es fundamental en un equipo como el Real Valladolid, que pretende imponer presión alta y transiciones vertiginosas. Lachuer no destaca a la vista por su físico, pero es uno de sus grandes valores.
Tiene una zurda limpia y capacidad de distribuir con precisión, incluso bajo presión y entre líneas, habiendo crecido en esta última etapa su facilidad para buscar pases progresivos. Su llegada da profundidad al centro del campo y ofrece alternativas que son oro para el Valladolid y que serán clave según el rival que se enfrente al equipo de Almada.
Encaje en el Valladolid de Almada
Su fichaje, comunicado con un guiño directo a la afición justo antes del duelo ante el Córdoba, causó una ovación notoria por las semanas que se estuvo detrás de su incorporación. Pero, sin duda, quien pudo sentirse mejor tras confirmarse su presencia, debe ser Almada. El técnico uruguayo no solo contará con un perfil a mayores en el centro del campo, sino que tiene el arma esperada para hacer crecer ese “volumen de juego” del que hablaba en rueda de prensa.
Es un futbolista hecho a la medida del plan colectivo y que llega para consolidarse como referencia, no simplemente como un recurso de fondo. Cabe esperar que Almada encuentre en él un nuevo modelo de mediocampista que pueda generar situaciones de juego que cambien la potencialidad de juego del Real Valladolid. Algo que, actualmente, parece básico para crecer, aumentar el techo del equipo y, sobre todo, acercarse a la meta.
Desde un punto de vista táctico, Lachuer añade equilibrio en la medular y si el rival domina, dará intensidad y cobertura a su equipo. Incluso, si el Valladolid necesita controlar el esférico, es un jugador capaz de controlar mucho espacio, dominar con balón e incluso girar el juego para orientar mejor la jugada. En el pivote, cabe esperar que comparta espacio con Juric, perfil más defensivo, haciendo las veces de un Meseguer que se ha quedado corto en esa labor.. Complementando el centro del campo y sumando un perfil con más lectura posicional y salida de balón. La combinación de todo ofrecerá a Almada muchas más opciones para adaptar el dibujo en función del rival sin perder identidad.
¿Por qué creo que lo han fichado?
En la perspectiva del club, su fichaje cumple varios objetivos a la vez: refuerza una posición clave, no exige inversión económica y aporta un perfil competitivo con recorrido. Lachuer cumplirá el rol que el equipo requiere, pero también tiene margen para seguir madurando y convertirse en un activo a medio plazo. Su llegada es una señal de unidad: cuerpo técnico, club y afición apuestan por un proyecto construido sobre opciones inteligentes y coherentes.
En resumen, Mathis Lachuer ya es uno más en el centro del campo pucelano. Con experiencia, físico, criterio y capacidad para asumir responsabilidades, representa un refuerzo estratégico en el salto que quiere dar este Valladolid. Su inscripción no es un simple trámite: es una pieza que crece el modelo de Almada, amplía salidas del balón y asegura que el mediocentro deje de ser una debilidad para convertirse en garantía.
 
			

