Era hasta esperable que surgiera el meme con Latasa, pues siempre ha sido sencillo apuntar a un delantero que no hace goles. Incluso, se hacía más fácil aún viendo la realidad goleadora del Real Valladolid. En tierra de nadie en la tabla, siendo uno de los equipos de la competición con más ocasiones de gol creadas y viviendo de los pocos goles que habían tenido la fortuna de cosechar.
Hoy, de hecho, Latasa está fuera del grupo en alza a nivel goleador. Un gol por debajo, específicamente, de Peter, Chuki y Amath, los tres máximos goleadores actualmente del Pucela. Una realidad que, seguro, puede incomodar a la afición y al propio Latasa, pero que vuelve a ser bastante injusta. Y es que los números de Latasa son demasiado parciales para hacer un todo por número de goles conseguidos. Su rol y su realidad como referencia en este equipo va más allá del gol. Por trayectoria era esperable, pero aún más por cómo consigue comportarse como ‘9’ sin realizar la función propia del ariete en un equipo.
Un fiel defensor de la referencia
Como en una obra artística, el punto de fuga es importante para tener una referencia y saber desde dónde estas mirando y hacia dónde marchan los trazos para componer fielmente lo que está representando. La figura de referencia da, además de esa particular visión, una vía para poder disfrutar mejor de todo lo demás, del cuadro en sí. En el fútbol, la referencia siempre ha estado acostumbrada a ser la figura reservada a la gloria del gol.

Es algo que siempre se ha dado así. El goleador llevaba el ‘9’ bordado en la espalda casi siempre y, además, luego podía dar otras cosas, como las que hoy vemos representadas en Latasa. La cuestión es que, en contra de esa realidad, el punta del Real Valladolid no ha sido nunca un gran goleador, pero sí un buen delantero. Principalmente, porque sabe cómo ser esa referencia de la que asirse para entenderlo todo mejor, disfrutar del resto del cuadro y que la obra, en sí, tenga sentido. Latasa es el punto de figura perfecto (por el momento) para este Valladolid de Almada.
No hay perfiles que puedan sumar tanto en lo colectivo como está haciéndolo Latasa. Su lucha continua, su pelea con los defensas, su capacidad para jugar de espaldas a portería y su facilidad para proteger el balón y dar continuidad al juego hacia la banda hacen de él un tesoro para un equipo que no quiere vivir en el área, sino llegar con velocidad generando sorpresa y desequilibrio. Hasta ahora, donde sí se ha visto una constante es que, cuando ha jugado Latasa, a su alrededor todo funciona mejor.
A falta de perfiles goleadores, siempre Latasa
Aunque los árboles no dejen, a menudo, ver el bosque, es fundamental considerar la contribución de Latasa para que la máquina esté engrasada. Otra cosas será hablar del peligro que genera, de su tendencia a protestar y de su necesidad de manejar mejor los tiempos en el área, pero lo que suma Latasa no lo ha conseguido sumar ningún delantero esta campaña. Es un jugador vital en el equipo mientras que no haya perfiles que mejoren su contribución o sumen goles en el área. Un perfil que, en enero, debería llegar.

Y es que esta realidad sobre Latasa no está reñida con la paupérrima realidad goleadora de este equipo. Es necesario fichar un perfil (como mínimo) de delantero que tenga esa habilidad. Tener gol, como se suele decir. Ese duende que, incluso cuando no eres un punta referencia, consigues sacar en el momento propicio. Por saber llegar, saber estar o saber rematar. Pero lo tienes. Hoy, ese duende no es algo común en la plantilla y se debe buscar fuera sin ningún género de duda.
Y, a pesar de todo, la realidad sería parcial y muy injusta si no fuéramos conscientes de que, en todo lo que hay ahora mismo, la mejor solución por muchas razones siempre es Latasa. Tras recuperarse de su lesión, apenas jugó ratitos antes de que, por primera vez, volviera a la titularidad en El Alcoraz, siendo uno de los mejores jugadores sobre el césped y dando una clase magistral de cómo ser esa referencia necesaria en la punta del ataque. Sin gol, sí. Sin sumar estadísticas. Pero siendo uno de los artífices de una mejoría que no bebió solo de goles.
