El Real Valladolid Promesas vuelve a dejar una buena imagen al margen de las áreas y empata ante el Pontevedra
Ni los ímprobos esfuerzos de Miguel Rivera ni lo consejos de su psicólogo, David Rincón, consiguen hacer que el Real Valladolid Promesas venza. Consume jornadas a un ritmo imparable, como lo es el paso del tiempo, y ofrece a veces una mejor imagen que otras, normalmente, desde que llegó el andaluz al banquillo, competitiva de no ser por lo que pasa en las áreas.
A estas alturas de la temporada, jugando como lo está haciendo el filial blanquivioleta, solo queda tirar de manual de autoayuda y hacer ver que lo imposible solo cuesta un poco más. Aunque a lo mejor ese poco es mucho. A lo mejor, según lo visto otra vez en Pontevedra, contra otro equipo deprimido como es el lerezano, para conseguir la ansiada segunda victoria tiene que suceder algo que casi se podría tildar de milagro, y es que por una vez no se produzcan errores allí donde cometerlos es imperdonable.
En Pasarón los blanquivioletas volvieron a demostrar que si el fútbol se juzgara por cómo se juega, y no por los goles, tendrían más puntos; quizá unos cuantos más. Porque, sin brillar, fue mejor que su rival, un conjunto granate que pasa por una situación semejante –salvo en la tabla– y que lleva seis jornadas sin ganar. Una vez más los de Luisito hicieron aguas desde la pizarra: ni hicieron daño por fuera ni aseguraron la puerta de Edu Sousa, que es seguro por sí mismo.
En parte esto fue debido también a que los vallisoletanos supieron neutralizar las acometidas de los carrileros y picar a la espalda de los centrales, en especial Miguel, que alternó esos espacios con sus batallas con los centrales. Así, como el Pontevedra llevaba el juego fuera, y se encontró con la firme oposición rival, hubo muchos saques de banda y de esquina, interrupciones a las que se añadieron unas cuantas faltas cometidas los los locales.
De esta manera, no hubo un ritmo alto de juego en la primera mitad, en la que el filial trató de llevar la iniciativa pero sin destaparse, lo que, unido a esos parones comentados, hizo que el encuentro fuera anodino, lento, y además con imprecisiones por culpa de los nervios que todos tenían por no conocer el triunfo desde hace más de un mes.
No obstante, sí hubo ocasiones, dos al contragolpe, uno de Mayoral después de un servicio de Miguel y otro en forma de amago por un centro a la inversa, al que no llegó el tudelano, y una jugada que pudo terminar en ello de no ser porque el pase de Apa pilló al ‘nueve’ en fuera de juego. Mientras tanto, el Pontevedra tuvo una única acción tímida que rondó la puerta de Tanis, atento para despejar con el puño un centro lateral.
Tan clara como la de Mayo fue la siguiente intentona del Real Valladolid B, en el minuto 49. Samanes filtró un buen balón que dejó a Miguel solo ante Edu Sousa, aunque escorado a la derecha. El punta vio cómo la figura del cancerbero se crecía delante de él y la cedió a la izquierda, pero nadie apareció para rematar, confiados todos en que el delantero embocaría.
Quien sí lo hizo fue quince minutos más tarde Etxaniz, en el enésimo regalo de lo que va de curso. Fue en un saque de esquina, en el que la defensa se hizo en zona y todos interpretaron que eso implica quedarse completamente parado, el atacante vasco atacó solo el balón ante la salida mejorable de Tanis e hizo el uno a cero. De nuevo, entre todos lo mataron y él solito se murió.
Al contrario que otras veces hubo reacción en forma de empate –tercero seguido de los lerezanos después de ir por delante ante Navalcarnero y Guijuelo–. El recién ingresado Luis Suárez disparó fuerte, pero el balón chocó a Edu Sousa, con la fortuna para el Promesas de que su rechazo cayó a Miguel, que solamente tuvo que empujar para hacer, al fin, su primer gol en la categoría.
Prácticamente lo que quedó fue un último arreón que maquilló la pobre actuación granate, ante la cual los blanquivioletas reaccionaron metiendo el culo en el área y rezando para que el árbitro pitara lo antes posible, dando por bueno el empate. Etxaniz tuvo la oportunidad más clara del Ponte en esos minutos finales, aunque el balón se fue a córner. Que hubiera terminado dentro de la puerta de Tanis no habría sido justo.
Aunque la justicia en el fútbol la hacen los goles, y como el Real Valladolid B volvió a regalar otro… Demostró otra vez lo mucho que le cuesta marcar, pero al menos en esta ocasión lo hizo y salvó un punto que sirve para acortar distancias con la permanencia. Inmerso en la pelea por lograrla está también su próximo rival, el Racing de Ferrol, que visita la próxima semana Los Anexos.
Pontevedra CF: Edu Sousa; Álex Fernández (Mouriño, min. 74), Bruno Rivada, Adrián León, Álex González, Marcos Álvarez; Kevin Presa, Prosi, Jorge Hernández (Berrocal, min. 51); David Añón y Etxaniz.
Real Valladolid Promesas: Tanis; Apa, Velásquez, Rubén, Cobo (Luis Suárez, min. 69); Alvarado, Marí; Mayoral, Javi Pérez, Samanes (Porto, min. 88); y Miguel (Dani Vega, min. 92).
Goles: 1-0, min. 64: Etxaniz. 1-1, min. 72: Miguel.
Árbitro: Jerónimo Montes García, del colegio madrileño. Amonestó a los locales Prosi y Kevin Presa y a los visitantes Cobo, Javi Pérez y Apa.
Incidencias: Partido correspondiente a la 16ª jornada liguera del campeonato de Segunda División B, Grupo I. Disputado en el estadio Municipal de Pasarón.