El Parquesol se lleva bajo la lluvia un nuevo triunfo –el sexto consecutivo– en el tramo final frente a un Olímpico que resistió hasta el minuto ochenta y dos

Nada tiene que envidiar Maka a los gatos, que tanto alardean de gozar de siete vidas. Y eso que al final lo de los gatos solo se trata de un mito, al contrario que lo de la capitana naranja que está más bien camino de ser leyenda. No ya por los goles, pues no es su principal función, sino por todo lo que significa para el Parquesol y en tardes como esta es justo y necesario recordarlo.
Su quinto gol del curso dio este domingo otra vida a su equipo. Y es que al paso que va la burra naranja empieza a dar la sensación de que ganar en este Grupo V es hasta tarea sencilla. Pero bien es sabido que no es así, que no hay equipo fácil, sino grandes hazañas para conseguir, en este caso, la sexta victoria consecutiva –se dice pronto y rápido–, ante un Olímpico de Moratalaz que resistió de forma sobrehumana.
Todo ello con un punto añadido de heroicidad que le proporcionó un diluvio que hizo recordar a la grada local tiempos pasados: esa tormenta perfecta que culminó Nata hace unos meses para dar el tercer puesto al Parquesol con su chicharro a falta de tres minutos. Pero lo de este domingo era un chupito comparado con aquella inolvidable tromba.
Más dulce, eso sí, para las naranjas, que se han abonado a la épica para sacar adelante los triunfos. Cuando parecía que se les habían acabado las vidas –mucha casualidad sería volver a ganar otro partido a falta de cinco minutos–, apareció la de siempre, como siempre, para demostrar que no.
A Maka le da igual dónde sea la falta, cuál sea el campo y en qué minuto se produzca, pues en su mente siempre está la portería contraria, con mayor o menor acierto, pero con la confianza impoluta. Y la fe mueve montañas y, en este caso, las manos de Marta, la arquera visitante, que se ablandaron en el momento en que el balón pasó por ellas, sin poder evitar que el balón se colara en la puerta.
Paranormal es también que el Parquesol desatasque otro partido a balón parado, después de los trajines que antaño creaba, pero hasta ese aspecto se alía con un conjunto que no parece conocer ya el miedo, que cree en sus posibilidades y, lo que es más importante, no se cansa de ganar. Ante el Olímpico tampoco, y mira que se lo pusieron difícil.
Solo Maka derribó el muro madrileño

Las de Rubén Jiménez habían aparecido alegres a la segunda parte, tras un inicio algo tibio. Charle aportaba el equilibrio habitual, Yarima y Sandra se desplegaban (sin generar gran peligro), aunque sí lograron neutralizar el inicio valiente de un Olímpico que se presentó con una presión adelantada que sorprendió a las rivales.
Se desquitó el Parquesol y encontró a Alicia Rey, que inauguró el marcador con una sutil vaselina que batió a Marta. Era el premio a la hiperactividad de la delantera, que llegó demasiado pronto porque antes del descanso, cuando el control era ‘local’ y absoluto, las madrileñas igualaron con un disparo colocado de Dina, haciendo aparecer los fantasmas que en las últimas temporadas habían traído al Saso.
El tanto supuso el epílogo del ataque del Olímpico, que se echó atrás en la segunda mitad. Gran idea para contener un bagaje ofensivo de sus rivales que dejó que desear. El dominio era naranja, sí, pero estéril, sin profundidad ni brío pues Marta no tuvo trabajo, gracias también a una defensa impecable. Quizá el quedarse fría fue lo que provocó su fallo.
Pero el error fue definitivo para dar otro triunfo a las vallisoletanas, otra vez a pelota parada. El mundo al revés, circunstancia de que las de Rubén Jiménez ya se manejan en este terreno como pez en el agua. Que se lo digan a Maka que ante el Salamanca, empapada, selló un doblete y este domingo, de nuevo bajo la lluvia, dio otros tres puntos a su equipo, que chapotea puntos de tres en tres.
Los eufóricos hablarán de proeza, los más cursis, de sueño, y los ignorantes defenderán que es solo casualidad. El hecho de que el Parquesol, después de tres meses de competición, acumule siete triunfos de nueve posibles puede recibir interpretaciones muy distintas. Lo que es irrefutable es que las de Rubén Jiménez son cuartas, a un punto de un Dinamo Guadalajara, a quien visitarán la próxima jornada. Esa vida valdrá doble.
CD Parquesol; Lucía; Rivas, Maka, Noe (Carla, min. 76), Alicia Fernández (Ali, min. 54); Barbi, Nata, Sandra, Yarima (Iria, min. 89), Charle y Alicia Rey (Paulita Román, min. 60).
Olímpico de Moratalaz: Marta; Budy (Lucía, min. 81), Lidia, Joana, Jeny; Susana, Marta, Labrador (Raquel, min. 61), Celia, Nuria (Nerea, min. 66) y Dina (Estaun, min. 74).
Goles: 1-0, min. 18: Alicia Rey. 1-1, min. 39: Dina. 2-1, min. 82: Maka.
Árbitro: Esther Martín Alnso dirigió el partido junto a sus asistentes. No amonestó a ninguna jugadora.
Incidencias: Partido correspondiente a la Jornada 9 del Grupo V de la Segunda División Femenina, celebrado en el José Luis Saso ante alrededor de 80 espectadores. El tiempo desapacible impidió una entrada más vistosa en el campo naranja.
