La continuidad de Marcos André en el Real Valladolid es, sobre el papel, una buena noticia. Tiene contrato en vigor, conoce el club, ha vivido dos ascensos con el Pucela y ha manifestado públicamente su voluntad de seguir vistiendo la camiseta blanquivioleta. Pero más allá del discurso emocional y de la narrativa del regreso a casa, la gran pregunta que planea sobre la figura del brasileño es sencilla y directa: ¿puede Marcos André sostener el ataque de un equipo que quiere volver a Primera? ¿Sigue siendo Marcos André un delantero fiable?
Desde que saliera del Mirandés en 2020 (equipo en el que estuvo cedido desde el Promesas), donde firmó una campaña sobresaliente en Segunda División (12 goles y 2 asistencias en poco más de 2000 minutos), el rendimiento de Marcos André ha ido cuesta abajo y sin frenos. En aquel equipo de Andoni Iraola (y con Chema Aragón en la dirección deportiva, uno de los que más han sonado para el Pucela), con un estilo vertical y de espacios, fue una pieza clave para poder rendir por encima de lo esperado.
El delantero brasileño alternaba bien los apoyos, rompía líneas con conducciones llamativas y tenía una cuota goleadora más que interesante para lo que se había visto de él. Esa temporada le valió la confianza por parte de un Real Valladolid que pretendía duplicar el rendimiento que se vio de él en Miranda de Ebro, y donde disputaría su primer curso en Primera División.
Sin embargo, en esa primera etapa en Valladolid, bajo el mando de Sergio González, llegó a jugar algo menos de 1200 minutos en los que apenas logró marcar cuatro goles como blanquivioleta (su mejor marca desde entonces). Las lesiones musculares empezaban a aparecer como un fantasma recurrente en su trayectoria y su influencia en el área se redujo considerablemente, más en partidos donde el equipo tenía menos metros para poder correr y favorecer su impulso como delantero centro.
Una aventura poco fructífera en Valencia
El salto al Valencia CF en verano de 2021 parecía el paso lógico en su evolución, sabiendo que, a pesar de unos números menores de lo esperado, el techo del brasileño parecía más alto. Y, a pesar de todo, acabó por resultar todo lo contrario. Las dolencias físicas y la irregularidad volvieron a frenar su progresión y dificultar su continuidad.
En dos temporadas con el conjunto ché acumuló 2800 minutos en total, con cifras bastante bajas en lo productivo: solo cuatro goles y tres asistencias, con un protagonismo menguante muy evidente. En el carrusel de técnicos en Valencia, además, se vio que ni Bordalás, ni Gattuso, ni Baraja acabaron por confiar plenamente en su capacidad como delantero.
El regreso a casa
En el regreso al Real Valladolid, en el verano de 2023, Marcos André alternó titularidades con suplencias, acumulando unos 1700 minutos entre todas las competiciones en sus dos años como pucelano tras su regreso al José Zorrilla. A pesar de todo, ha logrado marcar tres goles en la 24/25, sumando dos asistencias a mayores, pero dejando, de nuevo, más dudas que certezas en su rendimiento general.
Su punta de velocidad parece algo mermada respecto a su mejor versión, su aportación fuera del área es bastante limitada y, lo más preocupante, su fiabilidad de cara a portería ha desaparecido de manera llamativa. No amenaza, no asusta y no da la impresión de que estuviera a la altura de las necesidades en Primera División.
¿Qué se puede esperar de Marcos André en LaLiga Hypermotion?
A sus 27 años, Marcos André no es un veterano, pero tampoco se le puede considerar un jugador del que esperar un crecimiento alto e inesperado. Tras una serie de lesiones musculares recurrentes, parece difícil que su techo no haya bajado mucho desde su eclosión en el fútbol español. Ahora mismo, Marcos André parece estar en esa zona gris donde se espera un rendimiento inmediato o el ostracismo.
A pesar de todo, su compromiso con el club es evidente y su conexión con la grada suma, pero un equipo que aspire a pelear en la parte alta de Segunda necesita delanteros con cifras que no es seguro que Marcos André pueda dar, sabiendo además que no es un futbolista que sume enteros en otras zonas o en otros roles a nivel de juego.
El nuevo Real Valladolid en Segunda División puede darle un nuevo escenario donde tratar de mejorar esa sensación, pero necesitará mejorar claramente. Sabiendo que el Pucela sigue necesitando una delantera que asegure esos goles, profundidad y continuidad que le puede acercar a volver, se abre el dilema de si puede o no ser Marcos André uno de los delanteros de la plantilla, como alternativa de calidad en determinados contextos o bien protagonista. Probablemente más lo primero que lo segundo.
Sin demasiada fe en que se convierta en una referencia ofensiva útil de cara a producir la masa de goles esenciales del equipo, el escaso margen del Valladolid en el mercado (al menos por la información que tenemos) y la dificultad para que su salida sea del todo beneficiosa, parece que pueda potenciar esa utilidad como segunda o tercera espada. Como elemento importante, las dudas pesan más.
El nuevo cuerpo técnico (incluido un director deportivo de momento desconocido) tendrá que tomar decisiones complejas este verano y, sin duda, una de ellas será construir un ataque de garantías y definir el papel de Marcos André, un delantero que, en los últimos cinco años, jamás ha pasado de los cuatro goles por temporada. La historia reciente está escrita, pero la del futuro aún está por redactarse. Quizá Marcos André está ante una de las últimas oportunidades que le den para reescribir la suya.
 
			

