Como siempre, el paso del tiempo es testigo de excelencia de todo lo bueno o lo malo que puede ser un jugador y, como suele pasar, las etapas no confirman o desmienten de manera tajante si se cumplen los pronósticos, sino que logran ser exámenes para esa esperada excelencia. En el caso de Mika Mármol, su trayectoria parece empujar a pensar que es un central con más cosas que la buena salida de balón que siempre ha enarbolado allá donde fue. Una pieza indispensable dentro de los distintos clubes por los que ha pasado en su corta carrera y un futbolista con calidad para poder asumir galones.
Su evolución es paulatina, pero siempre al alza. No ha supuesto para muchos un perfil de solvencia inmediata, pero sí ha sido mirado con lupa desde escenarios exigentes para una labor concreta. Su capacidad con balón y su frescura a la hora de entender el fútbol de posición hablan de sus inicios y de cómo esa labor le ha abierto puertas y, seguro, a la vez se las ha cerrado. Un futbolista con características muy concretas que, a los 24 años de edad, empieza a ser más que una pieza en el engranaje colectivo de un buen equipo con ambición como Las Palmas, sino que representa bien un rol clarividente en el que fiar los estribos.
Explosión en Andorra y encaje en Las Palmas
Su perfil de jugador le lleva a ser un caramelo apetitoso para equipos con la mirada puesta en el balón. Razón por la cual, en 2022, fue el Andorra de Gerard Piqué quien se fijó en sus aptitudes. Con necesidad de dar un salto cualitativo e ir probándose lejos del Barça, Mármol dio el salto a un proyecto deportivo exigente, pero con un contexto muy favorable para crecer e ir mostrando sus cartas de juego. Un futbolista capaz de hacerse rápido con el nivel exigible y, sobre todo, con una muestra clara de un techo por explorar y que podía asentarse en la élite.

Así se mostró en Andorra, donde fue con claridad el central con más clarividencia de los que tenía el equipo andorrano, con capacidad incluso de ordenar al equipo desde la base y ser un seguro defensivo y en el inicio de la jugada. Fueron 38 partidos jugados en el Andorra antes de que Las Palmas quisiera hacerse con sus servicios. Mármol había destacado mucho en esa 22/23 y el conjunto canario quería hacerse con un jugador de sus características para asentar su estilo desde la zaga.
Con García Pimienta fue, junto a Saúl Coco, una de las piezas clave de la defensa de Las Palmas en esa temporada 23/24, dando cátedra desde la defensa y ayudando a mostrar la calidad del equipo con un estilo muy concreto de juego reposado, posicional y muy dinámico que nacía de las botas de sus jugadores más atrasados. Con esa realidad, Mármol fue haciéndose fuerte y mostrando que estaba para mucho más. En LaLiga logró encadenar periodos muy buenos de juego y de calidad, dando una visión concreta de su potencial, jugando 36 de 36 partidos en Primera como el central titular insustituible del equipo.
¿Quién es Mika Mármol?
Nacido en Terrassa en 2001 y con un toque de balón excepcional, Mika Mármol es canterano del FC Barcelona, aunque su paso por Jabac, Terrassa y Damm fueron los exámenes más intensos para mostrar que el perfil de jugador merecía la pena. El Barça lo sabía e incluso tras dos ventas, el club azulgrana sigue poseyendo un 50% de los derechos de un futbolista muy de La Masía. Algo notable para entender el tipo de central al que nos enfrentamos para evaluar las virtudes de un jugador como Mármol.

Es un central de características trazadas desde la posesión, el juego de posición y la salida desde la base de la jugada. Inteligente y con sobriedad a la hora de dirigir en juego, puede aportar como central en ambos perfiles (preferiblemente en izquierdo) y como lateral zurdo, permitiéndose, además, en ese rol, ser un jugador de ida y vuelta con cierta capacidad para sumar por dentro y defenderse por fuera. Su velocidad y su precisión en el pase le hacen un gestor de garantías del balón y corregir circunstancias de juego derivadas del riesgo.
