El entrenador se marcha de nuevo a Mongolia, donde luchará por ganar la liga con el equipo de la capital

Manuel Retamero lleva tantos kilómetros a sus espaldas que el dicho popular va camino de cambiar al baúl de la Piquer por su maleta. Y los que le quedan por recorrer, pues su globo terráqueo no para; ha vuelto a girar y a señalar de nuevo como lugar de destino Mongolia, último país en el que entrenó, y al que vuelve con el fin de superar otra barrera.
Si en su anterior estancia del pasado año consiguió ser campeón de copa y clasificar segundo, en su segundo año de existencia, al Ulaanbaatar City FC. Vuelve a dejar atrás su casa y a ponerse el mundo por montera después de varios meses en Valladolid, en los que esperó una oferta del fútbol patrio que le permitiera ser profesional aquí. La mala fortuna le impidió ser profeta en su tierra una vez más, pese al interés de otros clubes, pero de nuevo eso no ha supuesto un problema: seguirá buscando la gloria a casi diez mil kilómetros de su ciudad.
Este domingo, después de comentar el empate del Real Valladolid contra el Rayo Vallecano en los micrófonos de SER Valladolid, repartía abrazos de ‘hasta luego’ y recibía palabras de ánimo, con la esperanza de que vuelvan a convertirse en realidad.
Narraba entre amigos cómo a su llegada ayudará a confeccionar el plantel que dirigirá a una entidad con la que ha mantenido el contacto desde que volvió a España, fruto del enorme interés del presidente de que volviera para juntos intentar destronar al Erchim, campeón liguero, a quien intentarán derrocar primero en la Supercopa el día de la comunidad, allá por el veintitrés de abril.
Contento con la primera experiencia vivida en el país asiático, aguarda que esta segunda sea igual de provechosa o más. Nada más aterrizar, además de completar la plantilla junto a la dirección del Ulaanbaatar (equipo de Ulan Bator, la capital del país), comprobará cómo han evolucionado aquellos futbolistas que se encuentran actualmente con la selección, hasta nueve. Con el seleccionador, de origen alemán, ha tenido contacto, y le ha mostrado su gratitud con el trabajo ya hecho: el método español se nota.
Con todo, esta experiencia es la enésima fuera de nuestras fronteras, tras haber dirigido anteriormente en Libia, Bahréin, Estados Unidos, la India y ya en Mongolia. Toda una amalgama de lugares que no evitan que su mente siga pasando por algún día triunfar en el fútbol de aquí, hasta ahora restringido a niveles profesionales. Ser profeta en la tierra de uno cuesta, pero bienvenido sea el apelativo fuera. Que el globo siga girando.
