El ya ex técnico del Promesas da prioridad a seguir entrenando y reconoce que estaría encantado de que Javier Baraja asuma el cargo

Después de que el Real Valladolid anunciara que Miguel Rivera no continuará como entrenador del Promesas, el técnico andaluz vive su momento de desconexión tras una temporada intensa en la que el equipo logró la salvación en la última jornada. Esto no ha servido para que continuara en el banquillo, pero el club le ha ofrecido seguir ligado al club, aunque no se han dado detalles de dicha petición hasta ahora.
“Me siento con mucha energía pese a ser veterano. La propuesta del club la analizaremos con tranquilidad, pero ahora toca desconectar”, explicó Rivera en los micrófonos de #HacemosCantera en Radio Marca, aunque a la vez dejó claro su deseo de ser técnico como prioridad. “Lo importante es seguir entrenando, sobre todo después de haber superado los 500 partidos en esta categoría”, recordó.
Y esto es así gracias a su segunda temporada en el filial blanquivioleta, donde logró de nuevo la salvación, pese a las dificultades. “Habíamos hecho méritos para no complicarnos, ganando el golaveraje a equipos de la pelea. Pero había que ganar este fin de semana y disfrutar de la tabla“, aseguró, y así fue puesto que el equipo acabó en la undécima plaza.
La liga ha sido muy existente, pues han hecho falta 47 puntos para salvarse, pero gracias al “compromiso de la plantilla” se han cumplido los objetivos. Porque además de la salvación, Miguel Rivera también considera que se ha cumplido el otro reto del filial. “Ha habido buena relación con Sergio y con Baraja, que nos ha aportado jugadores del juvenil”, apuntó, si bien admitió que le habría gustado tener más tranquilidad y que a veces ha cometido errores, aunque matizó: “Siempre hemos tomado decisiones por el bien del club”.
Con respecto al entrenador del juvenil División de Honor, advirtió que, pese a que no quería influir en la decisión, estaría “encantado” de que le relevara en el cargo, algo que se confirmó este jueves. Baraja tendrá el legado de seguir formando a los jugadores para alcanzar el primer equipo, algo que ve con buenos ojos el ya ex míster del Promesas. “Hay chicos que han hecho un tramo final competitivo extraordinario y creo que se va a continuar por esta línea”, vaticinó y destacó el papel de Apa, todavía en edad juvenil.
Pese a que es momento de marcharse, Miguel Rivera todavía recuerda su llegada, cuando le llamaron y aceptó, un hecho que valoró como “meter la cabeza en un avispero con abejas asiáticas” y llegar a ser capaz de construir “un equipo en una situación complicada”. “De lo que más me siento orgulloso es de que, pese a venir de 800 kilómetros, no lo rechacé, aunque reconozco también que mi carácter a veces tuvo que estar más controlado”, resumió.
Dicho esto, el andaluz agradeció al club, de quien entiende la “decisión natural” de prescindir de sus servicios –el propio Rivera reconoció que su rueda de prensa había sonado a despedida–, los dos años de relación. “Eso no va a cambiar nada porque yo me voy con toda la alegría del mundo”, explicó, acompañado de un memorable “aúpa Pucela, cojones”.
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