La RAE define la palabra ‘moda’ como uso, modo o costumbre que está en boga durante algún tiempo. Es, principalmente, la población más joven la que se deja llevar y se siente más atraída por estas tendencias hasta el punto de adquirirlas sin pensar en lo que hay detrás de esa moda. Sin embargo, algunas no son tan buenas como parecen. Una de las últimas, que se ha popularizado entre los jóvenes recientemente, tiene que ver con la geolocalización y la capacidad de compartir tu ubicación en tiempo real en cualquier instante.
Una herramienta que a priori puede ser positiva y muy útil si se hace un uso responsable, pero que también lleva implícito un riesgo a tu privacidad, pérdida de intimidad y un rastreo constante.
Una herramienta diseñada como método de seguridad
Saber dónde está tu hijo, qué recorrido hace con el coche, conocer su ubicación cuando sale por la noche… son algunas de las variantes que están al alcance de un padre si cuenta con una aplicación de geolocalización descargada en su teléfono móvil. Una herramienta que da seguridad y actúa como método de tranquilidad entre padres e hijos.
Ese era el propósito base y principal de las apps más populares para compartir la ubicación en tiempo real. Pero con el tiempo, aplicaciones como ‘Buscar mi Iphone’ o ‘Life360’, han visto como las prácticas han cambiado de dirección hacia los grupos de amigos o las parejas.
Esta moda ha llegado a varios millones de jóvenes y cada usuario hace uso de esta geolocalización de diferente forma. Por ejemplo, uno de los usuarios explica que le resulta útil consultar la ubicación de sus amigos cuando hacen una quedada: “Yo principalmente lo uso para ver, cuando quedamos realmente, por dónde están o por ejemplo para bajar de mi casa si me quieren recoger”.
Problemas al dejar de compartir la ubicación
La mayoría de los problemas aparecen cuando la persona deja de compartir la ubicación cuando siempre la tiene compartida. Ahí comienza la confusión y los reproches, bien sean de celos en una relación de pareja o pensar que tus amigos están quedando con otra gente y no contigo. “Ese es el momento en el que empiezas a sospechar y a preguntarte qué estarán haciendo tus familiares y amigos o dónde estarán“, señala el usuario.
Entre la protección, la seguridad y el cuidado; y los celos, la inseguridad y la falta de confianza hay una fina línea que precisamente es la que hay que evitar cruzar. Cuando la información personal pasa de compartirse por los primeros tres motivos a los tres posteriores, te estás exponiendo a posibles comportamientos problemáticos y síntomas de trastornos de conducta.
Bárbara Zapico, psicóloga licenciada en la Universidad Complutense de Madrid, avisa sobre las posibles consecuencias negativas que pueden provocar estas aplicaciones. “La ansiedad anticipatoria, la ausencia de privacidad, de libertad y de confianza puede dar lugar a síntomas de trastornos de conducta. Esto no es nada beneficioso para nadie. Al final todas relaciones en sí, se basan en la confianza.”, explica la experta.
Limitar su uso a pesar de que sea una moda
El aumento exponencial de ‘apps’ de esta índole responde a una moda basada en diferentes factores socioculturales. La cultura tecnológica que vivimos actualmente hace que queramos estar constantemente conectados y que tengamos la necesidad de “estar disponible para saber que el otro sepa dónde estoy“, señala Zapico.
Por último, como solución a esta problemática moda relacionada con la privacidad y las relaciones personales, la psicóloga recomienda trabajar en las aulas e informar sobre las consecuencias de su uso, desactivar este tipo de aplicaciones y acordar una serie de límites coherentes.
