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Muerto el rey…

por Jesús Domínguez
2 de febrero de 2010

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Mendi 3.2En torno a las nueve y media de este martes comenzaron a llegar al Estadio José Zorrilla los medios más madrugadores en una de las más largas mañanas que se recuerdan en la Avenida Mundial ’82. El motivo del desvelo no era otro que la despedida de José Luis Mendilibar, que deja el Real Valladolid después de tres años y medio al servicio de la blanca y violeta.

Su primera parada le llevó a vestuarios, donde animó a aquellos que han estado bajo sus órdenes todo este tiempo a lograr el objetivo marcado de la permanencia. Dada la premura con la que los de Onésimo debían salir a entrenar, no pudo hacer menciones a título individual, pero sí al menos pudo disfrutar del abrazo de sus más fieles.

El siguiente turno fue para los empleados de las oficinas. Para esa familia a la que uno únicamente ve en la ‘BBC’ (bodas, bautizos y comuniones) o en sepelios, pero con la que no por ello debía hacer trato diferencial. Tampoco lo hizo con aquellos que día a día se preocupaban de que todo marchase como era de su gusto, desde utileros hasta el personal de lavandería.

Entre medias ofreció su última rueda de prensa, muy triste y emotiva y en la que compareció únicamente junto a Carlos Suárez. De pie, a su derecha, se encontraba Toni Ruiz. De Ángel Félix nadie sabía nada. Tampoco de Roberto Olabe, a quien después excusó el presidente aduciendo que la causa de su ausencia había sido su simple apetencia.

Agradeció en primer lugar el trato dispensado por el club en la ciudad en su estancia en Valladolid y en el Valladolid, para pasar luego a mostrar su pleno convencimiento de la salvación del equipo y el deseo de “haberos dejado algo de todo lo que en este tiempo he intentado”.

Pasó luego a responder, por última vez, las preguntas de aquellos medios que han hecho la cobertura de su experiencia vallisoletana con la misma sinceridad de siempre y todavía un mayor temple, pues hubo de responder a un par de cuestiones quizá un tanto incómodas para él.

Así, antes de dirigirse a firmar el finiquito que le convirtiese en pasado, reconoció que “parecía que al no renovar algo no funcionaba. Es cuestión de ciclos. Me hubiese gustado que éste finalizase a final de temporada, pero no ha podido ser. No valoro si es justo o injusto. Es, y punto. No veía las cosas claras y no estábamos jugando bien, aunque en las últimas semanas era mayor el convencimiento de ser yo”.

Afirmó no sentirse agobiado en ningún momento, pese a reconocer varios momentos malos y lamentar el no poder disfrutar de los nuevos refuerzos, pese a que “nosotros tenemos que trabajar con lo que tenemos”. Aseveró no sentirse arrepentido de ninguna decisión que haya podido tomar, aun siendo equivocada, y se disculpó ante los propios medios por los posibles y en ningún caso intencionados roces producidos a lo largo de tres años y medio en los que sintió “el confort de, en general, haber sido aceptado por la masa social”.

Este hecho pudo comprobarse una vez más a su salida del estadio, donde le esperaban trescientos aficionados que decidieron que la ovación ofrecida y el corear su nombre era la mejor manera de homenajear a un hombre al que desde blanquivioletas.com hemos querido hacer llegar un dossier con más de cien mensajes de ánimo y agradecimiento por todo lo ofrecido hasta la fecha, en que los caminos de José Luis y los nuestros, por el momento, se separan.

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