El lateral izquierdo, clave para Sergio González, atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera que contrasta con la difícil situación vivida durante el año pasado
Era un clamor popular y por fin se hizo público. El lateral izquierdo y pieza indiscutible del Pucela esta temporada, Nacho Martínez, ha ampliado su contrato con el club y pasa a ser el integrante con la clausula de rescisión (dieciocho millones) más alta de la historia de la entidad. Quién iba a decir el año pasado a estas alturas que su situación y rendimiento actual iban a ser tales, más aun vista la compleja tesitura en la que se vio envuelto en ciertas fases del curso. El zaguero atraviesa un momento de dulce y es dueño y señor de la banda zurda del Zorrilla, aunque detrás queda un camino farragoso con sonada polémica de por medio.
Corría el mes de julio de 2017 en un verano en el que el Real Valladolid se disponía a estructurar su plantilla de cara a afrontar una nueva campaña en la categoría de plata. Procedente del Rayo, donde intercaló momentos de titular con otros a la sombra de un prometedor Álex Moreno, José Ignacio Martínez llegaba a la capital del Pisuerga para firmar un contrato por dos años como profesional.
Se ponía a las órdenes de un Luis César Sampedro que, si bien confió en él durante las seis primeras jornadas, tras el partido ante el Huesca en El Alcoráz decidió relegarle al banquillo para dar paso a un Ángel García que acabó siendo, tanto injusta como inevitablemente, objeto de debate.
Pasaban las jornadas y entre silencios cordiales y respuestas un tanto impostadas como el “con Nacho no pasa nada”, pronunciado por Sampedro en una rueda de prensa previa al parón navideño, la situación invitaba a pensar en una más que posible salida del futbolista al finalizar el mercado de invierno.
Precisamente esa Navidad, el por entonces titular Ángel acabó fichando por la Cultural y Deportiva Leonesa, pero los Reyes Magos dejaron en Pisuerga un regalo que respondía a los nombres de Borja Herrera, de la misma demarcación que nuestro protagonista, y que añadía un nuevo obstáculo en forma de competencia. Por si fuera poco, el técnico gallego trabajaba en aquel momento en la reconversión de Moyano, lo cual cerraba más si cabe las puertas del madrileño.
Tras este nuevo impedimento comenzaba la segunda vuelta sin que se hubiese confirmado la salida del susodicho y con el futbolista resignado a aceptar un papel de segunda línea. No sería hasta marzo, ante el Reus, cuando Nacho regresa al once blanquivioleta para lograr una victoria contra el conjunto catalán. Un mes más tarde se conocería la destitución de Luis César Sampedro y la llegada de Sergio González, un hombre a quien el defensa estará “eternamente agradecido”, según sus palabras.
Y es que el a día de hoy entrenador del Real Valladolid consiguió rescatar a su pupilo del exilio y devolverle la confianza. Su mejora física y mental a la que acompañaron los buenos resultados encontró su máxima expresión en los play-off de ascenso a Primera. Lo que pasó en esas semanas ya pertenece a la memoria del Pucela. Sin embargo, dicho fenómeno constituye, a título personal, el resurgir de un jugadorque este año registra unos números de ensueño.
Las estadísticas que cuaja en 2018 le colocan en la lista de los mejores de su puesto en Europa. Él, junto a sus compañeros, forma una línea sólida que únicamente ha recibido nueve goles, uno menos que el Atleti: el más eficaz de la competición atendiendo a estos términos.
Elemento absolutamente clave para el cuerpo técnico y condecorado en septiembre con el trofeo Cinco Estrellas, el deportista ha disputado todos los minutos de Liga hasta el momento. En total son doce partidos condimentados con un juego excepcional, dos asistencias y un golazo que sirvió para cosechar un triunfo en casa ante el Levante.
Con escasa competencia en su posición todo hace entender que, al menos a corto plazo, su titularidad está asegurada. Además, por mucho que el equipo se refuerce en la pausa invernal, es difícil encontrar en el mercado un nombre que mejore los registros del “’veintidós’.
Veintidós, como su dorsal, son los últimos dígitos del vencimiento de su nuevo contrato al que acompaña una clausula sin precedentes. Sonriente y de la mano de Ronaldo Nazario, Nacho posaba en dicho acto de renovación consciente de que su vida futbolística ha dado un giro de 180 grados. Porque del “he encontrado cosas” y el “a quien se confunda de manera reiterada le tendré que cambiar”, palabras de Luis César, se ha pasado al “muestra entrega, compromiso y superación”, halagos de Sergio. Del ostracismo a volver por la puerta grande. Como el ave fénix. Y en apenas un año. Ver para creer.