Tras la salida de Monchu, el Real Valladolid perdió creatividad en el centro del campo y un perfil que no había en la plantilla y que no fue capaz de reemplazar Domingo Catoira. Quizás lo más cercano hubiera sido la inclusión de Mario Maroto, pero salvo Pezzolano, cuando le dio entrada ante el Mallorca en Zorrilla, ninguno de los otros dos entrenadores han contado con él ni con la mayoría de canteranos. Con todo, dentro de un mercado invernal plagado de jugadores cedidos apareció un nombre desconocido para muchos, pero sobre el cual la dirección deportiva despositó fe de cara al futuro. Ese nombre era el de Tamás Nikitscher.
Procedente del Kecskemét, el centrocampista húngaro, internacional con la selección magiar, vio en el Pucela una oportunidad para dar un paso al frente en su carrera. A sus 25 años, Nikitscher demostró en su país ser un jugador que aporta equilibrio en la medular, de corte defensivo, pero también coherente con balón, llegando a ser incisivo en ataque en alguna que otra ocasión. Así llegó a anotar dos goles en la máxima categoría húngara. Tampoco era, ni por asomo, un futbolista parecido a Monchu o cuya fortaleza resida en la creatividad, pero era un proyecto interesante de cara al más que probable futuro – ya confirmado – en Segunda División.
En su rueda de prensa de presentación, Nikitscher quiso expresarse en su lengua materna, el húngaro, pero también es capaz de hablar en inglés. A pesar de ello, la barrera del lenguaje ha podido dificultar su proceso de adaptación. Debutó ante el Villarreal, ingresando al césped de La Cerámica desde el banquillo, y los dos partidos siguientes bajo las órdenes de Diego Cocca fue titular y lo jugó todo. Cuando Álvaro Rubio tomó las riendas también gozó de minutos, hasta el encuentro ante la Real Sociedad que no participó.
En ese periodo, Nikitscher mostró algunas de sus virtudes y, pese a que era evidente que necesitaba más tiempo para adaptarse al ritmo del fútbol español y, más concretamente, al de Primera División, estuvo muy acertado en el pase, perdiendo pocos balones y dio algo de orden a un caos más que notorio en el juego Del Real Valladolid. Tras el partido contra el conjunto txuri-urdin, fue titular contra el Getafe y frente al Atlético jugó de suplente, pero, desde entonces, no ha vuelto a disputar ni un solo minuto.
Jurić y Mario Martín, por encima de Nikitscher
Álvaro Rubio, sobre Nikitscher, ha preferido dar galones a Stanko Jurić, con contrato hasta 2027, y guardar en la recámara a Mario Martín. Bien conocido es por todos a estas alturas de la competición lo voluntarioso que es el croata, pero también que es muy indisciplinado tácticamente y en muchas ocasiones se ha visto superado en una Primera División en la que los rivales no perdonan los errores. El centrocampista aún tiene deberes que hacer la próxima campaña, de nuevo en la categoría de plata.
Ya que la otra opción para ese puesto es un jugador cedido como es el caso de Mario Martín, resulta más que llamativa la decisión de no darle más protagonismo a Nikitscher y que continúe formándose y cogiendo un bagaje en España de cara a su rol, presumiblemente más protagonista, el próximo curso. Su desempeño hasta el momento ha convencido a Marco Rossi, que le ha llamado para formar parte de las convocatorias de Hungría, aunque finalmente su combinado descendió de categoría en la UEFA Nations League.
El contrato de Nikitscher estará en vigor hasta 2028 y por sus botas pasará el futuro a corto-medio plazo del Real Valladolid si finalmente se le otorgan las oportunidades precisas. Pero, por ahora, el húngaro se ha sentado en el banquillo durante los últimos tres encuentros, ante Osasuna, el Real Betis y el Barcelona, contados por derrota para el Real Valladolid.
