
No será fácil. La primera parte da buena cuenta de ello. Lo que es seguro es que puede ser bueno. Bueno el camino que puede llevar hasta el ascenso y Bueno el hombre que lleve, junto a Javi Guerra cuando se recupere, el peso del nuevo líder de la categoría.
La dificultad de la categoría era ya sabida. Suena casi a perogrullo recordarlo. Pero conviene hacerlo, después de la euforia mostrada por muchos después de la goleada en Tarragona con la que se dio inicio a la temporada.
De ello se encargó el Córdoba en el primer periodo, arrebatando el cuero a los hombres de Miroslav Djukic y acercándose peligrosamente a la meta que volvía a defender Jaime.
De las botas de Patiño y la velocidad de Charles brotó el mejor fútbol visitante, El primero, jugador del San Sebastián de los Reyes la pasada temporada, sirvió para el segundo a los veinte minutos. El brasileño, máximo goleador cordobesista la pasada temporada y goleador ante el Almería, golpeó el cuero mordido y el balón se perdió a la izquierda de Charles.
Para entonces, varios habían sido ya los avisos de los hombres de Paco Jémez, un equipo que recordó al que asombró la pasada temporada en el mismo escenario, la Unión Deportiva Las Palmas. Como en su época en las islas, el técnico canario pretende que sus equipos monopolicen la posesión, y en el primer periodo, vaya si lo hicieron.
La presión adelantada ejercida sobre los zagueros blanquivioletas impedía a éstos salir con el balón jugado. La inmersión de Álvaro Rubio entre los centrales no surtía efecto, mientras que Alonso y Óscar no parecían estar siquiera la mitad de finos que en el debut.
La 3-1-3-3 en que se convierte el Real Valladolid cuando sale desde atrás tomó la forma de un equipo largo, con varios hombres desconectados del juego combinativo. Por esa desconexión, se hizo imposible hacer efectivos los movimientos de dentro a afuera en primera fase de posesión e inversa en la segunda.
A la vuelta de vestuarios, el panorama cambió gracias a que la circulación local pasó a ser un pelín más vertical – sin llegar a dar pelotazo alguno – y a que el Córdoba redujo la fuerte presión que había llevado a cabo hasta el descanso.
Bien porque a estas alturas de la temporada los conjuntos no están frescos o bien por una falta de ambición que se intuyó en la primera mitad, perdieron el dominio del terreno y del esférico. Y como en lo poco visto se ha comprobado, cuando éste cae en los pies de los vallisoletanos, termina en la red.
Lo hizo en el minuto sesenta y cinco, después de una buena jugada combinativa culminada de cabeza por Alberto Bueno tras un centro de Tekio, jugador del filial que debutaba en la categoría y que completó un partido más que correcto.
Se acabó ahí el encuentro para los visitantes, pues aunque quedaba tiempo por delante y un tanto era suficiente para no irse de vacío de Valladolid, no volvieron a dar apenas señales de vida frente a la comodidad con que manoseaban el cuero los de casa.
Fruto de ese hundimiento fue el segundo tanto, de nuevo anotado por Alberto Bueno, esta vez a pase de Jofre Mateu. Pudo el madrileño incluso hacer su quinto gol de la temporada en las postrimerías del envite, algo que evitó uno de los hombres de rojo.
Pese a la placidez de los últimos minutos, que fue en aumento en la segunda mitad, puede hablarse más de pegada que de buen juego vallisoletano. Después de encontrarse a merced de rival durante muchos minutos, el equipo se acuesta líder y con su delantero titular pichichi.
En el bando cordobesista, en cambio, es comprensible el mal sabor de boca con el que dejarán la ribera del Pisuerga, pues después de dominar a uno de los grandes de la categoría, salen de vacío por no mostrar, más allá de lo trabajado que se ve al equipo, hambre suficiente para lograr botín alguno.
