Ahorrar hasta 2.000 euros al año sin apretarnos el cinturón y sin renunciar a aquellos productos que siempre compramos y que se han ganado nuestra confianza es algo que parece imposible, pero la OCU ha hecho en un estudio recientemente en el cual ha demostrado que nada más lejos de la realidad, que el truco no es recortar y pasar hambre, sino saber a la perfección cómo y dónde llenar nuestro carrito de la compra. Y es que un cambio tan sencillo como elegir bien el supermercado o comparar precios puede traducirse en cientos de euros menos de gasto cada mes, algo que, al final del año, supone que nos encontremos con mucho dinero en nuestros bolsillos.
El truco no se basa en ninguna fórmula mágica ni en que nos quedemos a final de mes comiendo arroz sin nada más, sino en planificar del mejor modo nuestra compra, basándonos en toda la información de la que podamos disponer y en tener una buena estrategia cuando vayamos a hacer este recado. Todo esto se demuestra gracias a ese análisis de la OCU, en el cual se demuestra que las diferencias de precio entre distintos establecimientos de una misma ciudad pueden ser bastante grandes; por lo que ir a un sitio u a otro supondría un ahorro considerable.
Ahorrar con cabeza: el supermercado importa más de lo que crees
El primer paso para ahorrar es hacer lo que podríamos llamar un “reconocimiento del terreno”, y es que no todos los supermercados cuestan lo mismo, aunque vendan productos idénticos. La OCU lleva años comparando precios y ha demostrado que cambiar de establecimiento puede suponer un ahorro medio de 1.000 euros anuales, y si a esto le combinamos otras estrategias como elegir marcas blancas o controlar el desperdicio alimentario, esa cifra puede duplicarse fácilmente.
Para empezar a implementar esta estrategia no hace falta que te vuelvas loco, sino que tan solo debes dedicar unos minutos a revisar los precios que aparecen en la web o en la app de la OCU, en el cual podremos ver qué tiendas son las que ofrecen los productos más baratos en nuestra zona. A esto le podemos sumar el incluir más marcas blancas en nuestro carrito de la compra, y es que las pruebas que ha ido haciendo la OCU en cuanto a la calidad de los productos de esta categoría confirman que en muchos casos han igualado e, incluso, superado, a las marcas tradicionales.
Esto es algo que podemos valorar, sobre todo en el caso de los lácteos, los productos de limpieza o las conservas, ya que estos tres ejemplos nos van a permitir ahorrar un 40% sin renunciar ni a la calidad ni al sabor.
Los pequeños hábitos que te ayudan a ahorrar cada semana
Si vamos más allá del tema precios, es posible ahorrar con una buena planificación, por lo que siempre es recomendable ir al supermercado con una lista de la compra bien hecha, ya que en muchos, si no hacemos esto, acabamos comprando cosas que no necesitamos. Para ello, podemos elaborar un menú semanal y anotar los productos que necesitemos para elaborarlo. Otro consejo, que seguro que le has escuchado a tu madre o a tu abuela, es que no vayas a hacer la compra con hambre, ya que así evitaremos caprichos y podremos ahorrar mucho más.
Otro consejo útil para ahorrar está en las etiquetas, y es que muchos consumidores se fijan solo en el precio total, pero el verdadero truco está en mirar el precio por kilo o litro, ya que en este punto es en el que podremos detectar las ofertas falsas. Un envase más grande o un 3×2 no siempre significan ahorrar; a veces, incluso se paga más.
Y si hay un lugar donde se pierde dinero sin darnos cuenta, es en casa, ya que cada alimento que termina en la basura es dinero tirado. Aprovechar las sobras, congelar lo que no se va a consumir y revisar la despensa antes de comprar son gestos sencillos que pueden traducirse en cientos de euros al año. Como recuerda la OCU, ahorrar también consiste en cuidar lo que ya tienes.
