Pocas cosas hay más incómodas que quitarse las zapatillas al llegar a casa y notar ese olor que echa por tierra cualquier intento de parecer una persona pulcra, aseada y en paz con el universo. Tranquilo, que no es culpa tuya. De hecho, nos ha pasado, seguro, a todos en algún momento. Entre el sudor, la humedad y las bacterias, cualquier calzado acaba oliendo si no se cuida un poco. Remedios típicos de abuela que te pueden ayudar a paliar un poco los efectos de esos olores indeseados que, de vez en cuando, se instalan en nuestro calzado. Así que apunta, que hay soluciones sencillas y baratas que realmente te pueden funcionar.
El clásico: Bicarbonato de sodio
Lo cierto es que, en estos casos, el bicarbonato de sodio suele ser el clásico que nunca falla para un resultado fiable. Espolvorea una buena capa de bicarbonato dentro del calzado que quieras tratar, cubriendo bien la plantilla, y déjalo actuar toda la noche para que, al día siguiente, notes ya sus efectos. De hecho, una vez pasado ese tiempo, solo tienes que sacudirlas para notar el cambio. Esto se debe a que el bicarbonato sódico absorbe la humedad y logra neutralizar el olor en muy pocas horas. Auténtica mano de santo.
Un toque natural con bolsitas de té
Aunque, ojo, porque si te gusta el té tienes la oportunidad de probar otra de las soluciones más conocidas por las abuelas de medio mundo para acabar con el mal olor de tu calzado. Cada vez que te hagas un té, no tires las bolsitas usadas y aprovéchalas. Déjalas secar y colócalas dentro del calzado que quieras tratar unas cuantas horas.
En este caso, las hojas absorberán el mal olor y dejarán un aroma suave en apenas una noche. Y también puedes probar con cáscaras de naranja o limón, otra de las opciones más utilizadas para estos casos. Además de eliminar la peste, perfumarán tus zapatos o zapatillas de manera natural, dejando una agradable sensación de limpieza.
El congelador, tu aliado contra el olor
Pero dirás: “Yo creo que esto ya lo he usado y no me sirve”. Tranquilidad, que para los casos más graves, hay una solución a mayores que puede ser interesante. Y lo tienes bien cerca. El congelador puede ser nuestro aliado también en esta lucha. Mete las zapatillas o los zapatos en una bolsa de plástico y déjalas toda la noche dentro del congelador. Aunque no lo creas, el frío elimina las bacterias que provocan el mal olor y será cuestión, nada más, de esa noche al fresco. Cuando las saques, espera a que estén a temperatura ambiente antes de volver a usarlas y notarás que están como nuevas.
El vinagre, clave
Y hay casos y casos, claro que sí. Cuando nada parezca funcionar, es la bhora del vinagre blanco. Este líquido puede ser tu salvavidas. Mezcla partes iguales de agua y vinagre en un pulverizador y rocía el interior del calzado para un resultado rápido. Después, déjalas secar al aire y listo. Ya tendrás tu calzado listo de nuevo. El vinagre desinfecta y elimina las bacterias sin dañar los materiales.
Ojo con las plantillas de tus zapatillas
Cabe destacar que, además de estos trucos, hay que tener en cuenta las plantillas. No te olvides de ellas porque son las que más sufren y muchas veces son la causa de ese olor. Sí, si ves que están muy desmejoradas, puedes hacerte con unas nuevas, pero se pueden sacar fácilmente del zapato, por lo que puedes intentar lavarlas a mano con agua tibia y jabón neutro para conservarlas. Luego déjalas secar bien para que puedan volver a oler a nuevo en tus zapatos. De hecho, si querés ir un paso más allá, cambiá las tuyas por unas de carbón activo, que duran más y que neutralizan los olores incluso después de un día intenso.