Los últimos años del Real Valladolid están marcados por no pocos desastres y alguna que otra operación extraña. De estas últimas, una la protagoniza el hoy jugador del Cádiz Sergio Ortuño, que militó en el Promesas durante la segunda mitad de la temporada 2021/22, sin tener ocasión de vestir nunca más como blanquivioleta. Pasa a menudo, pensará más de un lector, y sí. Pero lo que (no) pudo ser forma parte de esos devaneos de un club que no siempre tomó las mejores decisiones en las últimas campañas. A la vista está, seguramente pudo recibir por lo menos una oportunidad en la que se viera si estaba para algo más.
Por aquel entonces, Ortuño venía de ser titularísimo en el meteórico Eldense que pasaría de Segunda Federación a Segunda División en apenas un par de cursos. Recaló en Los Anexos en el mercado de enero de 2022, en el que uno de los grandes debes del filial -que acabaría descendiendo- era precisamente el centro del campo. Pronto se hizo con la titularidad y dejó la sensación de ser un futbolista equilibrado y con empaque; el suficiente como para pensar en que, por lejos que pudiera parecer que el Promesas había estado en lo competitivo, estuviera en la pretemporada del primer equipo.
No tuvo ni chance. El 14 de julio volvió a un Eldense al que estaba ligado gracias a sus abuelos y a su padre, que habían desempeñado diferentes cargos en el club. Como quiera que había firmado hasta el 30 de junio de 2023, y que no renovó antes de volver a casa, podía parecer que la cesión ponía punto y final a su breve estancia en Valladolid, como así sería a la postre. Y eso que había hecho méritos suficientes, incluso bajo el vendaval, para pensar en otra cosa. Allí, en Elda, marcó tres goles y dio tres asistencias que ayudaron al equipo a subir a LaLiga Hypermotion.

La explosión definitiva de Ortuño
Ciertamente, durante todo ese proceso en el que uno podía haber pensado otra cosa respecto a ‘Ortu’, el Real Valladolid estaba tratando de terminar con los excedentes de la etapa anterior a la llegada de Fran Sánchez, la de Miguel Ángel Gómez (aunque fue Sánchez quien lo firmó). Frente al beneficio de la duda que podía dar pie a ofrecerle su criterio, primaron otras cuestiones y necesidades. Lo cual es lícito, si bien, aunque valorar su adiós con el periódico de ayer resulta fácil, cabe pensar que la fórmula podría haber sido otra, y sin embargo, no fue.
Y es que, en LaLiga Hypermotion, ha sido uno de los mejores mediocentros de las dos últimas campañas, en las que ha acumulado más de 3.000 minutos y encadenado grandes actuaciones (más durante la primera que en la segunda). No solo porque tuviera participación directa en catorce tantos (nueve durante la 2023/24 y cinco en la 2024/25), sino por su capacidad para ser un perfil dominante en el centro del campo debido a sus cualidades y estadísticas. Así, en su debut en la categoría fue ‘top-10’ de la posición en intercepciones, entradas y pases dados con acierto; entre otras.
Fruto de ello, y después del descenso del Eldense, en verano decidió dejar su casa de nuevo y, pronto, firmó por un Cádiz en el que se ha encontrado una competencia importante, encarnada por Moussa Diakité, Yussi Diarra o Álex Fernández, pero en el que promete ser el equilibrio y la brújula de un equipo con talante defensivo y talento en ataque (quizás, más que el reconocido por Garitano, que en la previa del partido contra el Pucela dijo que no tiene jugadores que decidan partidos). Hasta el momento, solo Diakité ha jugado más que él en la franja ancha, en la que busca este año seguir consolidándose como un jugador de nivel.
