 Tenía razón Carlos Suárez cuando decía que el refuerzo que se estaba cociendo era alguien muy conocido. Tan conocido, que el hombre que a priori cierra la plantilla blanquivioleta ha resultado ser un canterano, el mediapunta salmantino Óscar González.
Tenía razón Carlos Suárez cuando decía que el refuerzo que se estaba cociendo era alguien muy conocido. Tan conocido, que el hombre que a priori cierra la plantilla blanquivioleta ha resultado ser un canterano, el mediapunta salmantino Óscar González.
Seis años después de abandonar la disciplina blanquivioleta con dirección a Zaragoza, Óscar vuelve hoy a la entidad que le dio a conocer como guinda del pastel confeccionado cuyo objetivo prioritario es el objetivo.
Vuelve después de que el Olympiakos, su último club, decidiera rescindirle el contrato que les unía (motivo por el cual puede llegar con el mercado ya cerrado), apenas un par de semanas después de que anotase dos tantos al Bera albanés en la Europa League.
Vital en el Zaragoza sub-campeón de Copa hace varias temporadas y en el Olympiakos bicampeón, retorna a la que fuera su casa con veintisiete años y en la categoría en la que la dejó, la segunda división.
Firma un contrato por una temporada, sin haber especificado el club si existe algún tipo de cláusula que le permita renovar en caso de ascenso. Y es que el objetivo pasa devolver a la élite a “su” Real Valladolid. Luego habrá tiempo para hablar otra vez de contratos. Lo primero es encajar cuanto antes con el grupo y aportar su calidad y llegada como finalizador desde la mediapunta.
