El fútbol siempre ofrece segundas oportunidades, aunque rara vez en escenarios tan cargados de significado. José Rojo Martín ‘Pacheta’, regresa al José Zorrilla convertido en técnico del Granada CF, justo en un momento en el que su proyecto necesita afirmarse. La visita al Real Valladolid, el club donde vivió luces y sombras, se presenta como un punto de inflexión para un entrenador que busca estabilidad en medio de un contexto exigente.
El Granada, ambicioso pero aún irregular, ve en este tramo de la temporada una ocasión para consolidar su identidad y para demostrar que el discurso de su técnico empieza a transformarse en resultados. El duelo ante el Pucela llega en un punto delicado, con el equipo nazarí intentando afinar su equilibrio y recuperar una versión más fiable.
Pacheta, conocido por su carácter competitivo y su capacidad para unir vestuarios, trabaja contrarreloj para dar forma a un Granada sólido, intenso y reconocible. La cita en Valladolid no es solo un partido más: encierra un componente emocional evidente y una carga simbólica que lo convierte en examen y oportunidad. Para el entrenador burgalés, reencontrarse con su antiguo club significa enfrentarse también a su propio reflejo, a aquel pasado reciente que aún le define como técnico y que ahora busca redimir desde otro banquillo.
Una nueva oportunidad en el conjunto nazarí
La llegada de Pacheta al banquillo del Granada CF en mayo de 2025 marcó el inicio de un nuevo capítulo en el club nazarí. Tras una campaña irregular, el club apostó por su perfil de entrenador combativo, con experiencia en ascensos y en rescatar equipos con presión por el resultado. Pacheta aterrizó con el objetivo de devolver al Granada a la categoría de élite lo antes posible, y esa misión le exige construir un equipo coherente, competitivo y capaz de manejar la tensión de una lucha constante.
Ahora, a las puertas de la jornada 12 de la temporada 25/26, con un enfrentamiento inminente ante su ex equipo, el Real Valladolid, el escenario se vuelve aún más significativo. Un cruce con el pasado y una prueba de fuego para sus convicciones tácticas y de liderazgo. En estas primeras once jornadas de esta temporada, el Granada ha presentado una evolución que mezcla progresos y carencias.

El equipo ha logrado ciertos puntos de solidez defensiva, en gran parte gracias a la consolidación de una zaga más reconocible y a un sistema de juego que transita hacia un 1-4-3-3 ofensivo, tal como Pacheta prefiere. La estabilidad en el bloque defensivo ha sido señalada como uno de los avances más destacados: los centrales han ganado confianza, el repliegue colectivo funciona mejor y el discurso del entrenador empieza a calar.
Sin embargo, ese mismo proceso ha puesto al descubierto varias necesidades: la falta de gol, la dependencia de momentos puntuales de inspiración ofensiva y cierta fragilidad cuando el adversario impone alto el ritmo. El Granada se mueve lejos de la zona de tranquilidad, consciente de que el pie en el acelerador no basta si no hay consistencia y eficiencia en todas las fases del juego. Pacheta sabe que debe equilibrar lo ofensivo con lo defensivo sin renunciar a su sello, y ese equilibrio es lo que aún está en construcción.
Volver a Pucela con urgencias
Ante el reto que supone el duelo frente al Real Valladolid, Pacheta se juega parte del crédito de esta fase del proyecto. El duelo se presenta como una bisagra: en el verde, enfrentarse a un rival conocido y al que ya dirigió, transmite una carga emocional e institucional que puede influir en la dirección del equipo. En lo deportivo, el Granada necesita alinear resultados con sensaciones: otorgar credibilidad al estilo, pero también asegurarse de sumar para no quedarse descolgado en la clasificación.

La semana previa exige que Pacheta refuerce la mentalidad de sus jugadores, les recuerde la urgencia del momento y al mismo tiempo les transmita que este partido no es cualquier combate: es un escenario de declaración de intenciones. Es momento de que el bloque responda, que el sistema brille de modo más regular y que los hombres de confianza, aquellos que han estado en el club más tiempo, muestren que esta plantilla está preparada para más.
El pasado de Pacheta al frente del Valladolid ofrece claves para interpretar cómo afronta esta fase del Granada. Dirigió al conjunto pucelano entre 2021 y 2023, consiguiendo el ascenso a Primera División en la temporada 21/22, pero también viviendo la irregularidad que le acabó costando el cargo en abril de 2023. Esa experiencia aporta al entrenador un conocimiento real de las exigencias del fútbol competitivo español, tanto en victorias gratificantes como en frustraciones profundas.
 
			