Viajar es sinónimo de descubrimiento, pero también puede traer sorpresas indeseadas si no se conocen las leyes locales. Asimismo, se tiene que destacar que en mucha ocasiones cada país tiene unas determinadas leyes que puede acarrear problemas legales y económicos. Uno de los claros ejemplos es Reino Unido, ya que desde el pasado mes de abril está terminantemente prohibido ingresar alimentos que contengan carne o leche procedentes de la Unión Europea. Un inocente sándwich de jamón o un trozo de queso pueden costar al viajero hasta 5.000 libras –casi 5.900 euros– según advierte el diario The Independent. Siga leyendo para conocer todas las actualizaciones de la entrada de la normativa.
Cómo este país estableció esa norma
La norma, en vigor desde el 12 de abril, responde a razones sanitarias: el temor a brotes como la fiebre aftosa, una enfermedad animal altamente contagiosa, ha endurecido los controles fronterizos. La medida afecta a todos los pasajeros sin excepción, independientemente del medio de transporte. Se tiene que velar por la salud pública de todos los residentes del país que se va a visitar ya que puede derivar en grave problema.
Pero el Reino Unido no es el único lugar donde un gesto común puede traducirse en una multa considerable. En todo el mundo, la normativa para proteger la cultura, la salud pública o incluso el silencio puede resultar desconcertante para los visitantes. A continuación también presentamos otros casos de países que también tienen la normativa alimenticia
Desde dar de comer a las palomas hasta masticar chicle
En Malawi, por ejemplo, contaminar la atmósfera en un lugar público puede ser motivo de procesamiento, una antigua ley colonial recuperada en 2011. En Italia, comer en las escaleras de Venecia o alimentar a las palomas puede costar hasta 500 euros; en Florencia, picar algo durante la hora punta está vetado. Según medios como Marie France, la isla de Capri prohíbe los crocs por el ruido que generan, mientras que Grecia veta los tacones en sitios históricos para proteger el suelo. Así que si tienes en mente visitar alguno de estos países recuerda tener en cuenta estos aspectos, para no tener ningún problema con la ley.
Singapur es el destino más estricto
Singapur, conocido por su estricto orden urbano, mantiene desde 1992 la prohibición del chicle salvo por prescripción médica. En España, orinar en el mar puede ser sancionado, y en Cerdeña, llevarse una piedra como recuerdo puede salir por 2.800 euros. En Montevideo, el kétchup y la mayonesa de autoservicio fueron desterrados de los restaurantes como medida de salud pública.
Incluso hacerse un selfi tiene sus límites: en Tailandia es una falta de respeto posar delante de una estatua de Buda, y en California está prohibido fotografiarse con osos. Puede ser medidas fuera de lo común, pero en todos los casos siempre hay que respetarla para que no haya ningún problema durante su estancia.
Coherencia dentro de las medidas excéntricas
Todo este repertorio de medidas, aunque algunas parezcan excéntricas, responden a la necesidad de preservar espacios frágiles o prevenir riesgos. También son reveladores, e informativos: antes de cruzar fronteras, conviene revisar tanto la maleta como las costumbres del destino. Porque, a veces, lo inocente puede salir muy caro.
Actualmente también hay medidas relacionadas con el control de redes sociales, seguidas también de los controles relacionados con el tiempo de estancia en el país de visita o qué actividades se tienen pensadas hacer durante el viaje. En definitiva, a parte de conocer y descubrir un país totalmente nuevo, esté atento a los aspectos que puede acarrearles problemas y pueden traer consigo sorpresas indeseadas. Ante todo, siempre se aconseja conocer qué medidas hay previamente y qué nociones hay que tener en cuenta para viaja al país de destino.
 
			