El Real Valladolid, matemáticamente salvado y con varias bajas en el once, se enfrenta a un Eibar que también ha garantizado su continuidad en Primera

Foto: LaLiga
Para los que esperaban un final de Liga apasionado, con todo por pelear y todo por decidir, no parece que el final de la temporada 2019/20 contenga los ingredientes épicos que cabría esperar para un acontecimiento de tales características. El hecho de que en apenas unas horas pueda saberse quién es el equipo campeón, los clasificados para la Champions y los tres que despiden la categoría resta bastante épica a la jornada de este jueves.
Todavía aún más descafeinado, y para tranquilidad de sus respectivas hinchadas, será el duelo que enfrente al Eibar y al Real Valladolid, uno que, rompiendo la tónica de años anteriores, se desliga de la simultaneidad del resto de enfrentamientos para disputarse las 18:30, reflejo de que el partido, por culpa de dos que ya han hecho los deberes, se aproxima más a lo que podría llamarse un mero trámite.
Si bien la espectacularidad del cruce queda bastante en entredicho, visto lo visto, que armeros y blanquivioletas se enfrenten en Ipurúa sin mayor compromiso que el de ofrecer un buen fútbol no deja de ser algo digno de aplauso.
Los que entrarían en la categoría de ‘equipos modestos’ han demostrado, un año más, que el trabajo y el esfuerzo tiene su recompensa y que Primera solo aguarda a los que sudan la gota gorda, a pesar de que las visitas de la Diosa fortuna siempre se reciban con los brazos abiertos.
Excusado es decir que esa fortuna, de aparecer en algún tramo, fue cosa puramente eventual. Porque lo que más ha sobresalido a lo largo del año ha sido el buen hacer de dos plantillas que a buen seguro pudieron ir a más, pero a las que no se las puede negar un meritorio reconocimiento y un alto enhorabuena. Por delante queda un verano largo, con un intenso mercado de fichajes y con una buena dosis de rumorología que ya anda protagonizando alguna de las últimas ruedas de prensa. Para eso tiempo habrá y se deberá tomar aire para el temporal. Pero antes toca poner punto y final a la campaña, la cual, en el caso de esta jornada, tendrá una serie de particularidades.
En el caso del Real Valladolid, la asistencia en la lista de Caro, Samu Pérez y Alende, confirmada por el míster Sergio González, permitirá testar el ejercicio de algunos de los menos habituales, aunque teniendo en cuenta el nivel mostrado por Víctor García, goleador ante el Valencia, o Kike Pérez, de los mejores ante el Barça y cuyo recital se vio ensombrecido por una lesión de rodilla, no parece que la titularidad de los más ‘novatos’ implique un descalabro en el juego pucelano. Momento aquí para otro aplauso y otro alto “enhorabuena” al cuerpo técnico vallisoletano. A la vista está que en Los Anexos se están haciendo las cosas con sentido.
Un rápido vistazo por la enfermería, no obstante, ofrece síntomas preocupantes para los visitantes, que también tendrán que hacer un poco de autocrítica y analizar si el aluvión de lesiones que acusa el vestuario a estas alturas del curso pudo evitarse o, al menos, reducirse en cierta medida. El campeonato, bien es cierto, ha tenido un parón que afecta sensiblemente al análisis, pero no deja de ser sorprendente que las dos últimas bajas de Joaquín y Raúl Carnero se hayan sumado a una amplísima lista que completan Salisu, Pedro Porro, Míchel y Ben Arfa, y hasta hace poco un Sandro que sigue sin desprenderse de esa rémora de las molestias físicas.
En el caso eibarrés son Ramis y Arbilla los jugadores que, a priori, no podrán disputar ni un minuto contra su próximo oponente, en contraposición con Dimitrovic, guardameta indiscutible para Mendilibar, Expósito, otro fijo, e Inui, de los que más minutos acumulan en el centro del campo. Lo mismo ocurre con Charles, Enrique y Kike, que entre los tres suman una docena de goles. Pedro León, Diop, Cote y Olivera son otros de los componentes básicos del vestuario armero.
Desde el punto de vista estadístico, cabe señalar la baja cifra en el casillero de tantos a favor, especialmente gravosa para el Real Valladolid, que con veintinueve dianas peleará hasta el último momento con el Leganés (veintiséis) y Espanyol (veintisiete) por llevarse en deshonroso premio de equipo menos goleador. En cuanto a los datos que acumula en defensa el conjunto vasco, los 51 goles encajados ofrecen un resultado nada escandaloso, pero sí por encima de la media del resto de clubes de primera división. También sobresale el buen estado de forma de Hervías, cuyo desborde podría ser determinante ante un Eibar que a veces peca de un descoordinado balance defensivo.
La anécdota la pondrá el colegiado del encuentro, César Soto Grado, que arbitrará por tercera vez este año al Real Valladoldid, después de su último encuentro con los blanquivioletas en el choque de la jornada 31 y que midió a los de Sergio González contra el Getafe de José Bordalás. Por lo demás, penúltimo trámite de la campaña que, esta vez sí, amparado por las matemáticas, no evitará que Pucela y Eibar estén la próxima campaña en la más alta categoría del fútbol español.
 
			