Lukas Rotpuller llega a Valladolid inmerso en un periodo de inactividad pero acostumbrado a jugar al más alto nivel en Austria

Luis César Sampedro vuelve a tener dónde escoger. La salida de Guitián en el mercado invernal y la lesión de Deivid le dejaron con apenas dos centrales, Kiko Olivas y Calero. Al margen de los eventuales parches con los que ya venía ensayando en entrenamientos, desde este jueves cuenta con una nueva pieza, Lukas Rotpuller, recién firmado hasta final de temporada.
No obstante, antes de poder disponer de él habrá que ver en qué estado de forma se encuentra, dado que está sin equipo desde el verano, después de que concluyese su contrato con el Austria de Viena, club con el que se formó y en el que con anterioridad era titular indiscutible. No fructificaron las negociaciones ni con la entidad blanquivioleta –curiosamente, también lo es– ni con ninguna de cuantas le quisieron, también en el reciente mercado invernal, durante el cual, como prueba su fichaje, tampoco hubo quien colmase sus expectativas.
No obstante, viene avalado por su amplia experiencia en la élite, ya que si bien cumplirá durante el transcurso de la segunda mitad del curso los veintisiete años, ha disputado 215 partidos al máximo nivel, repartidos en 182 en liga, 22 de copa e incluso 11 en la Europa League, donde hizo dos goles la temporada pasada (lleva diez en total a lo largo de su carrera), en la que dispuso de 3.630 minutos repartidos en nada menos que 44 encuentros.
Basta con conocer esas cifras para saber de su importancia en el pasado reciente. Una que forjó por su condición de canterano y por su nivel, gracias a que esgrimió unas buenas condiciones físicas y una gran personalidad. A tenor del número de amonestaciones que ha visto en su carrera, se puede considerar que tanto su carácter como fuerza, a veces desmedidos, llegan a costarle caro. No en vano, acumula 44 amarillas y cuatro rojas (tres por doble amonestación) como profesional.
Sin embargo, estas condiciones, entre otras, serán las que seguramente hayan llevado al Real Valladolid a hacerse con él. Es de un perfil distinto a los Kiko Olivas y Calero, más finos frente a su forma más tosca de defender, con garra. Diestro, se desenvuelve bien por alto, es potente y fuerte en el corte, y aunque su salida en Austria se ha resuelto como buena, habrá que testarla en el fútbol español, donde su escasa velocidad punta podría ser un lastre.
La melena que luce, larga a su llegada pero menos en el pasado, le hace asemejarse a un guerrero. Uno que será preciado en una categoría dura como es la Segunda División, a la cual llega para intentar establecerse al más alto nivel… siempre que las necesidades que se le presentan en el corto plazo de adaptación al fútbol patrio y de mejora del estado de forma que se le presupone en la actualidad. En todo caso, Luis César ya no necesitará parches o experimentos: en caso de eventualidad, Rotpuller atenderá la llamada.
