El Real Valladolid mostró en Almería algo más de la pólvora que, en las próximas semanas, debería dar forma al equipo de Almada y, aunque el triunfo tiene ingredientes de un esfuerzo colectivo evidente más que de brillantez arriba, se vislumbró también en un suspiro la importancia de la llegada de fichajes como Peter Federico.
El extremo hispano-dominicano, cedido por Getafe para esta temporada, saltó al césped con ganas, con claras ansias por demostrar que no ha sido elegido al azar, sino con la convicción de que puede aportar dinamismo, desequilibrio y ambición ofensiva a un equipo al que Almada pide intensidad, agresividad y compromiso creativo, incluso de los jugadores más nuevos.
La presencia de Peter Federico no solo estuvo a ese nivel físico exigido, sino que mostró actitud para dejar claro su deseo de participar, intimidar en el uno contra uno y buscar espacios para generar desequilibrio. Un debut que no pudo tener momentos estelares pero que dejó destellos suficientes para pensar que su inclusión al equipo blanquivioleta puede tener efectos muy positivos que generen más de una alegría a la grada del Pucela si mantiene esa entrega.
Un animador del juego evidente
Peter Federico entró al partido cuando el duelo entre Valladolid y Almería pedía aire fresco por banda. El exjugador del Getafe propuso rápidamente soluciones a base de velocidad, verticalidad y regate, y lo cierto es que, sin haber sido clave para el marcador, no defraudó su gama de recursos para incomodar defensas. El primer gran mérito fue situarse correctamente cuando el Valladolid necesitaba rotar el juego, para moverse desde fuera hacia dentro y desplazándose para ocupar espacios necesarios para seguir ataques o frenar jugada rival.
Con una clara soltura en el uno contra uno, buscaba recibir en posiciones de ventaja, y aunque Almería ajustaba rápido, él supo generar opciones o al menos encarar con sentido para mantener el peligro, aunque en las descargas no acertó en prácticamente ninguna, algo que no le permitió generar más peligro del que fomentaron sus arrancadas. Dio la sensación de no tener controlado aún el dinamismo del equipo y el posicionamiento de sus compañeros. Algo que, poco a poco, deberá pulir.
Peter Federico, como alternativa para Almada
Almada le necesita como alternativa fiable en las bandas, pero también como revulsivo ofensivo. El propio Amath Ndiaye parece necesitar un poco de competencia, bien para despertar su mejor versión o bien para poder ser un recurso desde el banquillo. El caso de Peter Federico está destinado, precisamente, a abrir defensas, generar superioridades, combinar con los interiores y doblar con los laterales.
Un perfil de extremo moderno que corre, molesta, rompe y que también colabora en fases de presión. Un encaje ideal en la idea de juego pucelana, sobre todo ahora, cuando el equipo se enfrenta a rivales que se encierran, que ceden espacios y atacan con salidas rápidas. En esos contextos, Peter Federico puede ser esa chispa que inicia algo que termine en gol, o al menos en ocasión clara.
Aunque hay mucho margen para pulir detalles en cuestiones de ritmo, ajustes defensivos en las fases de repliegue o coordinación con sus compañeros inmediatos, Peter Federico mostró que necesita poco tiempo para mostrar el tipo de jugador que es. Seguro que, tras adaptarse al contexto y a la exigencia física de la idea de Almada y del ritmo de Segunda División, el extremo hispano-dominicano puede ser capaz de ser un recurso clave para su idea.
Formado en canteras reconocidas, aunque sin constancia de titular en grandes tramos, Peter Federico tiene oportunidad de brillar y ser alternativa seria en este Valladolid en el que el vértigo, el sacrificio defensivo y la necesidad de repetir esfuerzos en banda, son claves para que Almada juzgue positivamente el esfuerzo y el acierto en la labor de su Valladolid.