El Real Valladolid no firmaba una primera vuelta con tan pocos puntos desde la 1995/96, si bien terminó salvándose de la mano de Vicente Cantatore.

“Tranquilo hombre, podría ser peor”, suele decirle un buen amigo a otro cuando el primero se encuentra en una situación peliaguda. Pues bien, cualquiera podría comentarle ahora mismo al Real Valladolid tan manida expresión, porque terminar la primera vuelta, diecinueve partidos mediante, con dieciséis puntos no es precisamente para tirar cohetes.
Y es que el Pucela no firmaba una primera tanda de Liga tan mediocre desde la temporada 1995/96, cuando el campeonato casero contaba con veintiún equipos. Por aquel entonces, los blanquivioletas, entrenados por el actualmente conocido a nivel internacional Rafa Benítez, hicieron menos puntos en más partidos.
A saber, catorce puntos en veintiún encuentros, lo que venía a ser por entonces la primera vuelta, mientras que con diecienueve choques contaban con solo trece, peor incluso que en la actualidad.
Con dichos veintiún partidos el Valladolid se encontraba entonces colista, a seis puntos de la promoción de descenso –tercero y cuarto por la cola jugaban dicha promoción- y a siete de los puestos de salvación. Podía parecer que el escollo era insuperable, pero entonces ocurrió el milagro. Sí, aunque parezca mentira, el Pucela no acabó cayendo a las llamas del descenso.
La salvación tuvo un nombre propio; Vicente Cantatore. Corría la jornada veintitrés cuando el Pucela fue derrotado en Zorrilla a manos del Valencia. Un contundente 2-5 que terminaba de sentenciar al actual entrenador del Nápoles en el banquillo blanquivioleta. Su sustituto, después de que Antonio Sánchez actuara de interino, fue el nombrado ídolo vallisoletano.
La magia llegó entonces a Zorrilla. En los diecinueve partidos restantes el Pucela remontó de manera espectacular, consiguió treintaitrés puntos para acabar con 47 y se quedó a tres de la promoción de descenso. Un recuerdo con el que sueñan los más antiguos socios albivioletas, fruto de nueve victorias, seis empates y tan solo cuatro derrotas en lo que fueron diecinueve finales.
Peor, casi imposible

Solo hubo una temporada de la época reciente en la que el Real Valladolid rozó una primera vuelta tan pobre en cuanto a puntos se refiere, y esta desde luego sí que está bien guardada en la memoria hasta del aficionado más joven. ¿Por qué? Pues porque fue en la 2009/10, sí, en la del último descenso blanquivioleta a los infiernos.
En aquel annus horribilis del Pucela, Mendilibar solo consiguió diecisiete puntos en las primeras diecinueve jornadas, curiosamente uno más de los que ha conseguido el presente Valladolid en esta primera vuelta.
Sobra decir que el resultado no fue precisamente parecido al de Vicente Cantatore, de hecho, el entrenador vasco fue destituido en la siguiente jornada, la número veinte, tras empatar en casa ante el Almería, para dejar paso a Onésimo y después a Clemente. Una autodestrucción inevitable que se fue consumando poco a poco.
Dos situaciones parecidas, la de Mendi y el argentino, pero que acabaron con dos finales completamente diferentes. Ahora está al alcance de JIM, la propia plantilla y de Carlos Suárez decidir con cuál de las dos terminará echándose el telón al final de esta 2013/14, en el cielo o en el infierno.
