El Real Valladolid Promesas cosechó una dura derrota en casa ante el Marino de Luanco. Lo fue porque todo lo que hizo en los segundos 45 minutos debería haber servido para neutralizar el gol inicial de los asturianos, pero no; los blanquivioletas se pucelizaron e imitaron a su primer equipo, marrando un buen puñado de jugadas de las que mereció embocar alguna. A cambio, recibió un último gol después de un claro penalti no señalado y con el que podría haber tenido una última intentona para conseguir lo que al menos habría sido un pírrico empate.
Aunque los asturianos fueron los primeros en tratar de combinar y llevar el esférico a último tercio, fue el filial en una transición quien mejor lo trasladó, consiguiendo una recuperación que Carvajal condujo y entregó a Riki, que definió abajo, donde Dennis despejó. El rechazo dio en un defensor visitante, lo que pudo terminar en un susto, si bien terminó ‘solo’ en saque de esquina. Esa primera oportunidad propició que el Promesas se viera de repente instalado donde quería, en campo contrario, aunque Riki, activo en ese comienzo, no acertó el siguiente centro.
Apenas había dado tiempo a coger ese asiento en la mitad del terreno de juego del rival cuando Sergio Esteban cometió un error grave en la entrega, entregando, de espaldas a portería, el balón a la zona de centrales, a un lugar indefinido donde apareció Tito Leyva, que definió bien a la derecha de Álvaro de Pablo. Fue un tortazo para el Promesas, que de nuevo veía cómo un fallo propio le penalizaba con gol. Supo, a partir de entonces, el Marino cerrar vías para salidas limpias de los blanquivioletas, más allá de algunas apariciones de los laterales.
El izquierdo, Hugo San, sufrió algún dos para uno cuando el mismo Sergio Esteban no ejercía la ayuda debida en defensa, como sucedió en una arrancada por la derecha de Marcos Bravo, que serviría un centro rematado por Tito que obligó a Álvaro de Pablo a intervenir. Con poquito (en ataque; sin balón estaba siendo sólido), volvía el Marino a amenazar. A cambio, el Real Valladolid Promesas no encontraba el modo de encadenar pases fluidos o con el ritmo suficiente como para replicar esas situaciones con acciones peligrosas.
⏱ 46’ | 0-1 | ▶️ Comienza la segunda mitad en los Anexos. ¡Vamos, Pucela!
Ivorra y Mario Domínguez sustituyen a Rulo y Sergi Esteban
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— Cantera Real Valladolid (@RVcantera) November 16, 2025
El Promesas crece tras el descanso
A Javi Baraja no le quedaba otra que hacer una ‘mini-revolución’ en el equipo, dado que no se había encontrado bien en la tenencia ni había ocupado bien el área. Tras lo pastoso, buscó simplificar las cosas con Ivorra y pisar más área con Mario Domínguez. Seguramente no fue solo eso; influirían otros factores, pero lo cierto es que el Promesas mostró otra cara ya en los primeros minutos, en los que Riki y el propio Mario Domínguez dispararon con cierto peligro.
‘El Jabalí del Bierzo’, gracias a su físico, ayudó a generar más allá de ese disparo manso que repelió Dennis. La tuvo en un testarazo que se fue alto, mezcló en la frontal bien en varias ocasiones y pudo ser objeto de una pena máxima, en la que dos defensores se le subieron a lomos y solo así pudieron hacer que perdiera el balón. Para entonces, el aluvión ya era claro; el partido mutó en uno de balonmano, en el que el Marino se pertrechó frente a su área y el Promesas atacó, y atacó, y atacó… y solo en un par de ocasiones contadísimas transitó.
El choque se convirtió poco menos que el lobo del cuento que sopla frente a la casa de ladrillo aquella. Porque hubiera centros no fue. Porque hubiera situaciones de último tercio y área, tampoco. Ni porque Javi Baraja se guardase algo, porque pasó a jugar con tres delanteros: Carvajal, Mario Domínguez y Tomy, que también entró en la segunda mitad. Pero ni por esas; no había manera. Daba igual estos tres, que Kike, que Ivorra, que Jesús Martínez… Las llegadas se sucedían y las acciones de remate o próximas a estos se daban sin éxito.
Si podía haber habido alguna duda con la jugada sobre Mario Domínguez, no hubo ninguna con la mano que hubo en el área del Marino ante una combinación en la que de nuevo intervino el berciano. No lo pareció, es que fue clara. No para el colegiado, que enfadó también a la parroquia local al solo añadir cuatro minutos, tras pasar los asturianos no poco tiempo perdiéndolo. En ese mismo tiempo complementario, una mala salida desde atrás del Promesas terminó convertida en el 0-2, obra de Fofana, que sentenció en un rechazo de Álvaro de Pablo y tiró por la borda esos segundos buenos 45 minutos del Promesas.