Aunque sufriendo, el Real Valladolid Promesas rescató un punto en la visita al Real Ávila. Del mal fue el menos, puesto que pintaron bastos por momentos, después de que los abulenses, como casi cada rival a domicilio, se vieran por delante en el marcador ante los blanquivioletas; concretamente, durante más de una hora. Así ha pasado con los cinco últimos, los suficientes como para detectar que el conjunto de Javi Baraja va a remolque al jugar fuera de casa, lo que afea las sensaciones que a veces puede llegar a cosechar con su fútbol.
Después de una primera, postrera y única victoria contra la UD Ourense, obrada por un gol de Sergio Neira en el minuto 94, llegaron cuatro derrotas consecutivas como visitantes: ante el Real Oviedo Vetusta, el Bergantiños, el Sámano y el Numancia. De ellos, además, tres remontaron al filial vallisoletano. Su homólogo carbayón marcó el 2-1 en el tiempo añadido, los cántabros hicieron lo propio en el 84′ y los sorianos voltearon el resultado en un par de minutos tras la reanudación, después de que el Promesas, con once, fuera mejor que los rojillos.
Iago Parente ➕️ Murcia ➕️ Carvajal Gol en el 93′#pucela #RVPromesas pic.twitter.com/SFjjnx0XtD
— Cantera Real Valladolid (@RVcantera) November 24, 2025
La inestabilidad del Promesas fuera de casa
Esos primeros 45 minutos en Los Pajaritos bien podrían marcar el camino a los pupilos de Baraja, que alternan momentos tan buenos como esos con desconexiones atroces. Así, al hecho de perder dos de esos partidos a domicilio en los diez últimos minutos hay que añadirle otro: que contra el Bergantiños jugó durante 75 minutos en superioridad numérica y ni así fuera capaz de empatar (aunque ocasiones tuvo). Si en Soria fue la expulsión a Sergi Esteban lo que lo echó todo por tierra, en el Adolfo Suárez lo cierto es que no hubo lugar a las excusas.
Sendos errores defensivos fueron los que propiciaron que el Ávila cogiera dos goles de ventaja cuando no había sido, ni por asomo, superior al Promesas, que con tuvo oportunidades claras con cada resultado que se fue dando con el paso de los minutos; por encima del resto, tres de Mario Domínguez, un tiro al palo de Ivorra y una última de Riki de Moraes que a punto estuvo de completar la machada. Dado el volumen de ocasiones, ese tercer tanto habría sido lo más justo, si bien las áreas de lo que entienden es de acierto, y no de justicia.

Las cuatro jornadas sin ganar del filial
Fruto de ese desacierto allí donde se cuecen las habichuelas, el Real Valladolid Promesas se encuentra inmerso en una racha negativa de cuatro jornadas sin ganar, en la que es el equipo que menos ha puntado del Grupo I de Segunda RFEF, con dos unidades en esas últimas semanas, una menos que el Burgos Promesas y que el Lealtad, colista y contra quien los blanquivioletas cuajaron su mejor encuentro. En vistas de lo sucedido a posteriori, uno podría llegar a pensar que lo sucedido ante los asturianos tendió al espejismo, aunque tiene mejores momentos el filial de lo que dictan los resultados.
Ciertamente, de nada sirve que sea así si esas sensaciones positivas son ocasionales y no tienen traslado en los marcadores, que es lo que hace que el conjunto que dirige Baraja esté duodécimo en la tabla clasificatoria, con doce puntos, uno más que el play-out y dos que el descenso. No es que sea el objetivo mucho más alto, ya que no se ha planteado la temporada para pensar en la pelea por ascender, si bien esas desconexiones, que en ocasiones pasan también en casa y enfadan a menudo al entrenador, como ha mostrado públicamente, han de dar paso a una mayor regularidad en pos de una mayor tranquilidad.
