El PSG no dio opción alguna al Atlético de Madrid. Si bien, los de Luis Enrique llegaban como favoritos al choque tras salir campeones de Europa hace dos semanas en un recital de fútbol ante el Inter de Milán, en el seno colchonero existía la esperanza de que el cansancio de los parisinos, unido a un salto de nivel de los rojiblancos equilibrase la balanza. Pues ni una cosa ni otra, ni se notó en los franceses el desgaste de haber disputado una final de la Champions recientemente ni se percibió una mejora en el rendimiento de los de Simeone. Y entonces primó la lógica.
Superados
El primer tiempo fue el fiel reflejo de las diferencias actuales entre uno y otro equipo. Mientras que el PSG se activaba inmediatamente en la recuperación tras pérdida, al Atleti le costaba un mundo hacerse con la posesión. Cuando tenían el balón en su control, los parisinos trenzaban jugadas peligrosas en las que toda la maquinaria conectaba, a diferencia de los rojiblancos que estaban partidos y Julián Alvarez y Griezmann eran dos islas en medio del campo. El argentino intentó echarse su equipo a la espalda, pero él solo no puede, por su parte el caso del francés es muy preocupante. Apenas aportó nada y ya van 1.057 minutos sin anotar gol. Su último tanto fue el 25 de febrero, demasiado tiempo para un jugador del estatus del ‘Principito’ y que además acaba de ser renovado hasta 2027.
Sin embargo, el principal problema de este Atlético de Madrid no reside en el apartado ofensivo, sino en el defensivo. La fragilidad atrás de los de Simeone se hizo patente una vez más. Achraf y Doué fueron un puñal por la derecha para un flanco izquierdo colchonero que no pudo frenarles. Samu Lino y Javi Galán fracasaron estrepitosamente en el intento de detener al talento parisino y por ese lado llegó el inicio de la jugada que desembocó en el 1-0. Una jugada que finalizó con un gran remate raso de Fabián Ruiz desde la frontal.
El 2-0 del PSG desnudó todas las carencias del Atlético. Del posible empate a uno al gol que casi sentenciaba el encuentro. Griezmann no acertó con el remate y Donnarumma montó la contra, no hubo repliegue defensivo de los rojiblancos y los de Luis Enrique contaron con todos los espacios del mundo. Un latifundio para que Vitinha condujera a placer hasta el área y batiera con una buena definición a Oblak. Pura indolencia y falta de contundencia.
Kovacs, verdugo rojiblanco
A la vuelta de vestuarios, el Atlético de Madrid mostró otra cara. Con Koke ya en el campo, el cuadro colchonero mostró más templanza y criterio y pudo jugarle de tú a tú a un PSG relajado por el resultado. El partido iba poco a poco igualándose, el Atleti ganaba más duelos y tenía algún acercamiento al área francesa. La mejoría acabó reflejándose en un gol que a la postre no tendría validez. ‘La Araña’ batió por bajo a Donnarumma para recortar distancias, sin embargo, el colegiado Istvan Kovacs, a instancias del VAR, anuló el tanto por falta previa de Koke a Doué.
Era la primera pero no la última acción polémica que el árbitro rumano señalaría en contra del Atlético de Madrid. La segunda polémica llegó en el minuto 76 cuando Oblak y la zaga rojiblanca se quejaron de una falta al portero cuando trataba de sacar con la mano. Kovacs no solo no pito falta y sí córner, sino que acabó expulsando a Lenglet con doble amarilla. El trencilla enseñó al francés la segunda cartulina por protestas y le mandó a los vestuarios.
Y la actuación “a la francesa” de Kovacs se terminó de completar en el descuento señalando una mano de Le Normand en el área. Un penalti a favor del PSG en el 94′ que fue la gota que colmó el vaso en la parroquia rojiblanca. El conjunto madrileño terminó muy enfadado con el desempeño del rumano al considerar que sus decisiones no fueron las acertadas.
Sea como fuere, el Atlético de Madrid debuta con un contundente 4-0 en contra y debe recuperarse inmediatamente del golpe el viernes ante Seattle Sounders para seguir teniendo opciones de clasificar a octavos de final.