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Que pase el siguiente

por Jesús Domínguez
9 de enero de 2011

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Foto: El Norte de Castilla

Cinco puntos de los últimos veintisiete en juego. Ningún gol a domicilio en los seis últimos desplazamientos. Seis puntos fuera de casa en lo que va de temporada. Más de dos meses sin alzarse con tres puntos. Un empate y una derrota en los dos últimos envites, ante los dos colistas de la categoría.

Estas estadísticas no son más que un puñado de detalles que, por nimios que parezcan, definen la situación actual del Real Valladolid. Ante ella, tan solo cabe esperar a que pase el siguiente (el Huesca de Onésimo Sánchez y Alberto Marcos) y prolongue una agonía que continuó con una nueva derrota en Tarragona, ante el Nàstic.

La apatía y la desidia, rasgos ya característicos en los hombres que defienden la blanca y violeta y definidos por su entrenador Abel Resino como ansiedad, volvió a salir a relucir ante un rival que llevaba desde la jornada número dos sin vencer en casa, con una crisis de juego y resultados que le había llevado a ocupar la última posición de la tabla.

Sin embargo, estos números de poco sirven ante un rival que hasta la fecha había encajado fuera de su domicilio quince goles y únicamente anotado cinco. Ante un rival al que parecen pesar sus aspiraciones de ascenso (entre otras muchas cosas), esa depresión en la que se sumergió tiempo al poco de comenzar la pasada temporada y que se prorroga hasta el punto de ser el sexto peor visitante de la categoría.

Por debajo se encuentran apenas Girona, Las Palmas, Alcorcón y tres del descenso, Ponfe, Tenerife y Nàstic. De ellos, a falta de jugar frente al Alcorcón, el Real Valladolid únicamente venció a la Unión Deportiva. Frente a los otros cuatro rivales dejó escapar puntos. Una pérdida de puntos por la cual se encuentran en la duodécima plaza clasificatoria y con unas sensaciones que empeoran a cada día que pasa.

Porque es verdad que hubo un ligero atisbo de mejora frente al Tenerife. Incluso en la primera mitad del Nou Estadi se vio un puñado de jugadas que invitaban al optimismo a aquellos que lo son por naturaleza. Y sin embargo, los jugadores se empeñaron, como lo hacen las grandes potencias, en lugar contra natura y provocar un nuevo cambio.

Porque, sin desmerecer al Nàstic, es una alteración en el orden lógico de las jornadas el que Rubén Navarro hiciese justicia para con los suyos. Porque por nombre y presupuesto, el Valladolid debe estar por encima de su último rival. De hecho, en la tabla aún lo está. En lo futbolístico, quedó claro que los jugadores catalanes están un punto o dos por encima. O por lo menos en intención.

Así, los veteranos Rubén Navarro y Fernando Morán, se deshicieron de un títere. De un grupo de jugadores a los que un ex blanquivioleta castigaría escribiendo cien veces “Si no corremos somos caca de la vaca” en un cuaderno. Uno de esos que traen los Reyes Magos a aquellos niños que han suspendido y deben mejorar.

‘Rubio’, ‘Vacaciones Santillana’ o ‘Alfaguara’ llenarían sus arcas si el enésimo examen suspendido por el Real Valladolid (el cuarto desde que Abel Resino es su tutor) fuese en algún curso de primaria o de la LOGSE. Sin embargo, y aunque esta crónica pueda llevar a engaño, esto es fútbol, y el fútbol castiga de otra manera.

Si bien es cierto que, avatares del destino, los albivioletas están aún a cuatro puntos del play-off de ascenso, también lo están a cuatro del descenso. Y éste, al contrario que los puestos de arriba, no admite cábalas ni medias tintas. En esto del fútbol, si no corres, si no te esfuerzas, el castigo es perder puestos. Y si el Valladolid sigue perdonando en plazas como Tarragona, puede incluso perder la categoría.

¿Qué cabe hacer para mejorar? La solución parece ya más propia de ‘Expediente X’ o ‘Cuarto Milenio’ que puramente deportiva. Y sin embargo, son los deportistas quienes deben poner coto a la caída libre. Deben ser los futbolistas quienes eviten que los Mairata, Powell o Miki parezcan ser lo que ellos deberían ser, aspirantes al ascenso.

Si lo hacen, los Álex Cruz, Álvaro Rey, Fernando Morán o Rubén Navarro de turno serán los doblegados. Si la cosa sigue así, sólo cabe esperar que -como Tenerife o Nàstic- uno tras otro pasen todos por consulta. Y que Zorrilla grite, pesadumbrado, “Que pase el siguiente”.

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