Podría ser una película, un libro o incluso una canción, pero no, fue un partido de fútbol. Hay duelos que parecen estar guionizados y este fue uno de ellos. Más allá del parking de Zorrilla, las ferias brillaban con sus atracciones, y en el césped el Real Valladolid fue el ratón vacilón contra un Almería que quiso ser la bruja del tren para aguar la fiesta. Lo cierto es que el choque tuvo muchos momentos clave, hubo contraste de sensaciones y deja también espacio para analizar errores, pero éste no se pudo cerrar de mejor forma para la escuadra blanquivioleta.
El partido comenzó con un Almería que pisaba más campo rival que el Pucela, con el talento tratando de abrirse paso entre la marabunta blanquivioleta. En el minuto 10 llegó la primera oportunidad para el conjunto indálico, tras un gran centro de Embarba que remató Leo Baptistao de cabeza, pero su intento se marchó por línea de fondo ligeramente desviado.
El propio Embarba fue protagonista un par de minutos después, cuando dirigió el juego de los suyos para ceder la pelota a Nico Melamed y dejarlo solo mano a mano frente a Guilherme, que llegó tarde al balón dividido y cometió penalti sobre el 10. El luso se encargó de enmendar ese error y metió una buena mano abajo para detener la pena máxima botada por Embarba. Con un gesto de “yo estoy aquí”, Guilherme Fernandes se hizo grande.
El penalti que acaba de detener Guilherme Fernandes a Embarba. “Yo estoy aquí”, dice el luso tras la gran intervención. Tremendo su arranque liguero con el Valladolid. #RealBetis pic.twitter.com/CvuiOvXyDd
— Alejandro Fernández (@alexferj_) September 13, 2025
Mejoró desde ese punto ligeramente el Real Valladolid, que precisaba más orden con y sin balón para frenar al Almería y para no caer en tantas imprecisiones con la posesión en su haber. Lo que sí que funcionaron fueron las bandas, con Biuk muy activo y Alejo en su buena línea desde la posición de lateral derecho. Precisamente en una de las cabalgadas por banda llegó el gol. Stipe Biuk recortó hacia adentro, buscó el disparo y éste rebotó en la zaga rojiblanca, pero Marcos André estuvo muy atento y acertado en su maniobra. El delantero brasileño rectificó su posición y con un gesto casi acrobático encajó con la testa el balón en el fondo de la red.
A balón parado el equipo visitante también generó complicaciones a los de Guillermo Almada. De esta forma, el anterior gesto de triunfo de Guilherme Fernandes se convirtió en un suspiro de alivio. Bonini remató picado con la cabeza una falta lateral y el bote sorprendió al guardameta local, que vio como el esférico se escurría entre sus dedos. Sin embargo, un fuera de juego previo posicional hizo que la jugada quedara invalidada.
Amath tuvo la oportunidad de poner tierra de por medio en el marcador antes del descanso. El extremo protagonizó una buena jugada individual desde el costado izquierdo, caño incluido, para morir en la orilla, perdiendo el equilibrio justo a la hora de definir ante Andrés Fernández. Así se llegó al descanso con ventaja en el marcador para el Real Valladolid, pero con la sensación de que había mucho que mejorar.
El Real Valladolid mejoró en la segunda parte
Con todo, el paso por los vestuarios realmente le vino bien al Real Valladolid en cuanto a juego. Amenazó más la portería del Almería y mejoró la fluidez en su juego. Ponceau dejó pinceladas de lo que puede hacer en este Real Valladolid, aunque debe seguir cogiendo rodaje y afinar ciertos detalles.
Guille Bueno comenzó una buena internada por la izquierda, se asoció bien con Marcos André, que se la dejó de tacón al lateral, pero no pudo concretar un buen tiro. El Real Valladolid quería crecer en el encuentro, y parecía que comenzaba a sentirse cómodo. Ahí llegó el gol del empate. Un agarrón de Meseguer provocó el segundo penalti de la noche. Esta vez el Almería no falló y Sergio Arribas marcó con una definición imparable.
El Almería ganó terreno y pudo culminar la remontada tras una pérdida de Trilli, Arnau Puig finalizó el contragolpe con un disparo a bocajarro que estrelló en el travesaño. La entrada de Maroto y Alani en el centro del campo en el tramo final del encuentro, sumadas a las de Latasa y Peter, dieron otro aire al equipo y el Real Valladolid volvió a dar un paso al frente. Latasa tuvo un buen remate de volea que despejó Andrés Fernández, pero el gol de la victoria no llegó hasta el minuto 90, con más suspense de lo necesario.
Un final de fábula
Tras un tiro al larguero de Mario Maroto, la pelota caía muerta del cielo y en la disputa tocó en la mano de Bonini. Una jugada muy interpretativa y que necesitó la ayuda del VAR. Finalmente, el colegiado señaló el punto de penalti y a Latasa no le pudo la presión. El Madrileño batió al guardameta del Almería, pese a que éste adivinó el lado del lanzamiento. En 2022 lo hizo Weissman, en 2025 Latasa. El Real Valladolid venció al Almería en casa, en un contexto enmarcado en la Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo. Lo hizo en el último suspiro, dando más sentido a los fuegos artificiales que se lanzan a escasos metros del Estadio José Zorrilla.
Pero el partido no acabó ahí, Maroto dio la puntilla. El canterano recogió un rechace de Aridane dentro del área y puso el cuero lejos del alcance de la zaga y de Andrés Fernández. Mario Maroto estrenó su cuenta goleadora con el primer equipo, en su casa, en el lugar en el que siempre había soñado marcar con esa camiseta, y así lo visibilizó en una celebración muy emocional. El Pucela de Guillermo Almada se reencuentra así con la victoria ante un rival que también pretende luchar por los puestos altos de la tabla clasificatoria.
