Si hablamos de tiempo de juego neto dentro de los partidos, tras la disputa de las las diez primeras jornadas, el Real Valladolid es uno de los equipos que menos juega de LaLiga Hypermotion: concretamente, el segundo. Así lo indican los datos publicados por la cuenta de X StatsSegunda, que indica que el equipo de Guillermo Almada solo maneja un 47,46% de juego real, con el balón en juego, 47:53 minutos, exactamente, de los 100:53 que está disputando de media por encuentro. Esta pírrica cifra supera solo el 46,61% del Córdoba y va de la mano de otro dato: en sus partidos se producen nada menos que 118,1 interrupciones de media.
Ciertamente, el conjunto blanquivioleta es, también, el sexto con mayor posesión media (54,5%), si bien este volumen de tenencia se ha resuelto como poco efectivo en muchos momentos; bastantes veces, porque le cuesta llevar a término las situaciones que genera en último tercio y acaba empecinándose en un tipo de juego basado en el mero centro lateral, que defensas como la del Real Sporting atinan a defender a menudo. No obstante, no se le puede adjudicar todo al debe del Real Valladolid, que se está enfrentando a una situación lastimera y que, en general, empobrece el juego de la categoría, que, por otra parte, alterna esto con partidos de más ritmo.
En este sentido, el próximo rival del Pucela, el Deportivo de La Coruña, contrasta con los vallisoletanos, puesto que es quien menos veces ve interrumpido el juego por partido (91,8) y quien más juega: 55:56 minutos de fútbol neto de los 98:16 que corre el reloj del árbitro de media en sus encuentros (un 56,93%). Prueba de ello fueron, por ejemplo, determinados momentos de la derrota frente al Real Racing Club del pasado fin de semana, cuando fueron líderes en esta faceta con 59 minutos exacto de juego neto. El Real Valladolid, como novedad, fue segundo: jugó 58:51, o lo que es lo mismo, 16:55 más que contra el Burgos.
Malestar en el Real Valladolid
Esta circunstancia es difícilmente controlable por parte de un equipo en el que, no obstante, existe frustración y malestar con estas situaciones del (no) juego. Así lo ha hecho saber públicamente Guillermo Almada en más de una ocasión, en las que ha reflexionado sobre las interrupciones que se producen en el fútbol español. “Me han sorprendido un poco los constantes cortes que hay en el juego, que hacen que el espectáculo se afee y se vea muy cortado”, afirmó hace ya más de un mes el entrenador, que ha seguido, fastidoso, como esto continúa sucediéndose.
Según algunas voces de Zorrilla, con las que este medio de comunicación ha tenido la oportunidad de charlar, esas sensaciones que tiene Almada son compartidas por el vestuario, donde asumen que el ritmo que trata de llegar el conjunto blanquivioleta es vertiginoso y, dichos parones, gajes del oficio, pero lo hacen con mayor molestia que naturalidad. Entienden estas fuentes que la distinta cultura del entrenador puede motivar que haya tenido que haber una adaptación en otros aspectos, pero no tanto en este: siendo verdad que las artimañas en el fútbol están a la orden del día, el Real Valladolid se siente más fuerte cuanto más tiempo está el balón en juego.
Ciertamente, cuando esto sucede, los blanquivioletas han de mejorar en diferentes aspectos, como se vio en su último partido, en el que, según recoge StatsSegunda, completó hasta 137 pases en último tercio, y sin embargo, terminó perdiendo tras alcanzar un 64% de posesión, pero no son conceptos excluyentes: el Pucela quiere que el balón ruede y que el ritmo sea alto, y que luego pase lo que tenga que pasar. Como el aficionado mismo, en definitiva, quien, hastiado, difícilmente pueda considerar un espectáculo, en el mayor sentido del término, lo vivido en el bronco derbi contra el Burgos o en partidos de un similar pelaje.