Una instantánea tomada hace casi cinco años y medio ha hecho posible el reencuentro entre Ángela y Sergio Asenjo
Raquel Gómez || Sara Jorge
Foto: Javier Alonso
Él tenía diecinueve, ella seis meses. Una tarde de agosto del ya olvidado 2008, Javier Alonso decidió llevar a su hija por primera vez al Nuevo José Zorrilla. Allí se produjo el primer encuentro entre Ángela y Sergio Asenjo.
La pasión de un padre por un equipo, el Real Valladolid, y la ilusión de este por que su hija sienta la misma devoción por los colores blanquivioletas le llevaron a pedir al guardameta palentino que tomara a su pequeña entres sus brazos y se fotografiara con ella.
Asenjo cogió a Ángela como si del trofeo más preciado se tratará. Con mimo, cariño y dedicación. Tan solo fueron unos minutos los que pudieron estar juntos. Los suficientes para que algo especial naciera entre ellos dos.
Los recuerdos de Ángela del aquel mágico momento son efímeros. Tan solo aquella foto tomada por su padre cinco años y medio atrás. Un simple trozo de papel donde aparece un bebé en brazos de un jugador de fútbol, pero que en el fondo está llena de pasión y admiración.
Con el paso del tiempo Ángela, que cumplirá seis años el próximo seis de febrero, se ha convertido en una fiel seguidora del Real Valladolid. Una pasión que le ha inculcado su padre desde que nació. Pero la pequeña no solo siente los colores blanquivioletas desde lo más profundo de su corazón. Su admiración por Sergio Asenjo también ha ido a más.
Con motivo del partido del Real Valladolid ante el Villarreal, equipo donde milita actualmente Sergio Asenjo, Javier organizó un nuevo encuentro entre su hija y el guardameta. De una mano tomo a Ángela y de la otra agarró con fuerza esa primera foto de su hija en Zorrilla que con tanto recelo guarda.
Cinco años y medio después, Ángela y Sergio se volvieron a encontrar. A la puerta del hotel donde se alojan, como en esas viejas películas de amor, y al igual que en su primera cita, tan solo pudieron estar juntos unos minutos.
Tan solo unos instantes, sí, pero de felicidad. El brillo de los ojos la delataba. Estaba emocionada, a la par que sentía admiración y gratitud por aquel joven futbolista que atentamente se paró a atenderla. Temblorosa le enseñó aquella vieja foto del pasado. Un recuerdo que arrancó una sincera sonrisa de los labios de Asenjo.
Él le firmo aquella foto, se agachó y la rodeo entre sus brazos. Ella, con la mejor de sus sonrisas posó ante la cámara y la atenta mirada de felicidad de su padre. Javier, de nuevo, inmortalizó aquel maravilloso momento. Un recuerdo que, esta vez, Ángela podrá contar de viva voz; un emocionante reencuentro que recordará para siempre.
No solo porque Asenjo le firmara aquella foto del verano del 2008, ni por la nueva que se hicieron a la llegada del guardameta a Valladolid. Tampoco se le quedará grabada solo su cara de felicidad, sino también la de su padre, el hombre que ha hecho posible que su hija conozca a uno de los porteros más prometedores de Primera División.
Quién sabe si en un futuro, lejano o no eso solo dependerá del sino, los caminos de Ángela y Sergio se vuelvan a cruzar. A lo mejor dentro de unos años se puede repetir aquella primera foto; Ángela vistiendo de blanquivioleta y Asenjo defendiendo la portería del Real Valladolid.