El Atlético Tordesillas pide respeto para su club y su localidad
Yo, una vez, metí en casa a uno de Tordesillas. Tenía miedo, la verdad, porque pese a que era y es mi amigo, escuchaba y leía comentarios sobre la gente de ese pueblo que no invitaban a la calma, sino, más bien al contrario.

Por de pronto, al entrar a casa, no acuchilló a mis padres, ni prendió fuego a la televisión, ni tan siquiera destrozó la cama que le ofrecí. Incluso, no optó por hurtarme unos céntimos de euro que había colocado cuidadosamente en la mesilla de noche para comprobar lo despiadados y ruines que eran los de Tordesillas. Estaba anonadado, no deba crédito a lo que estaba sucediendo.
Me habían dicho que la gente de Tordesillas era una paleta, y por ello, no se me borraba de la cabeza la posibilidad de que mi amigo, tordesillano de pro, comenzara a hablar como Cletus y se pusiera a recoger mofetas, previamente lanceadas, evidentemente, en una camioneta.
Sin embargo, esto tampoco ocurrió, e incluso pude comprobar que no dejaba la tapa levantada después de ir al baño. Empezaba a sospechar que el chaval no era de Tordesillas, que mi amigo no era mi amigo y que a casa no había venido el ‘salvaje’ que yo había pedido.
Aprovechando que entabló conversación con mis padres, los cuales hacían un gran esfuerzo para entender la lengua de tan medieval invitado, comencé a escudriñar entre sus cosas. Buscaba su DNI, quería saber de dónde era, por qué ese ‘salvaje’ que había venido no tenía Denominación de Origen. Al fin, hallé algo que me acercó a la verdad: un llavero, su llavero, del Atlético Tordesillas. ¿Cómo? ¿Es que acaso en Tordesillas hay algo más que el Toro de la Vega? ¿Y si este ‘salvaje’ no era tal?
El Atlético Tordesillas presentó la semana pasada sus equipaciones para la temporada que se avecina. Diseñadas por Kappa, suponen un salto visual importante, porque incluso la primera equipación, la que no genera polémicas, está bastante renovada. La segunda, la de la discordia, contiene los motivos que ya todos conocemos, y el club habla de ella como la reivindicación del respeto por Tordesillas.
¿Y por qué tienen que pedir respeto? Por aquello por lo que otros entienden que tienen que pedir perdón: el Toro de la Vega. Servidor puede asegurar que si los partidos del Atlético Tordesillas son los que ostentan, casi siempre, un mayor número de comentarios en foros de fútbol no es, tristemente, por el buen hacer del conjunto de Jesús Ángel Turiel, sino por los numerosos insultos que recibe el club y la villa por el tema del Toro de la Vega.
Un buen hacer que también es palpable a nivel de club. La directiva continúa rebajando la deuda del club, los proyectos de mejora de Las Salinas avanzan (sala de prensa, por ejemplo), las colaboraciones solidarias siguen ahí e, incluso, el Tordesillas se escucha ya en Oriente Medio.
Respeto a Tordesillas porque Tordesillas es más que el Toro de la Vega. Cierto es que se podía haber pedido ese respeto sin tener que hacer alusión al ya mencionado torneo en la camiseta de la segunda camiseta, pero sería ponerse una venda en los ojos ante la verdadera problemática de por qué el Atlético Tordesillas sufre esos insultos y desprecios.

Me pregunto que sentirá un jugador del Atlético Tordesillas que es solo eso, un jugador de fútbol, no un activista en defensa del Toro de la Vega, cuando le llaman salvaje o asesino. También, que sentirá el aficionado al equipo, un tordesillano más, que por el simple hecho de pacer allí es tomado como un ser atrasado, inhumano.
El Atlético Tordesillas pide respeto para esa gente que está orgullosa de ser de donde es sin necesidad de entrar a valorar si el torneo del Toro de la Vega es una salvajada o no. Pero da igual, los verdaderos salvajes ya les califican de ese modo antes, siquiera, de haberles conocido.
El ‘salvaje’ que llevé a mi casa, finalmente, se marchó de ella sin mayor problema. No ocasionó ningún destrozo ni intento acabar con la vida de ninguno de mis perros. Antes de irse, me dijo que tenía que visitar Tordesillas, que tenía muchas cosas que ver allí. Fue mi última sorpresa, ¿acaso no desaparecería el pueblo si lo hacía el torneo del Toro de la Vega? ¡Qué sorpresa más salvaje!
