El técnico del filial se marchó fastidiado a la par que enfadado tras el empate ante Unionistas porque la falta de experiencia volvió a ser un hándicap que al equipo le costó la victoria
Visto lo visto sobre el terreno de juego el empate entre el Real Valladolid B y el Unionistas de Salamanca podía parecer merecido, pero la sensación fue que el Promesas dejó escapar dos puntos en la última jugada del encuentro por una falta estúpida que derivó en un gol del guardameta charro, que había subido a rematar. Una epopeya para los salmantinos, pero una tragedia más para las huestes pucelanas que por segunda consecutiva ven como encajan un gol en el tiempo de descuento que les hace marcharse con un sabor agridulce del partido.
“Hemos cometido tres errores con un accidente. El primero y más claro es que no debemos hacer nunca esa falta porque ellos eran mucho mejores a balón parado. Hemos estado toda la semana hablando de no hacer ese tipo de faltas y vamos y se lo regalamos; un día es un chaval, otro día es otro, pero al final es una terrible falta de experiencia competitiva. Un fallo deriva en otro fallo y tras la falta, cometemos el error de hundirnos en defensa, cosa que nunca hacemos, y que puede ser debido a la ausencia de Mario; aunque tampoco ha medido bien Samu y le hemos dejado el rechace a su portero para que nos haga gol. Era la única forma que nos hicieran gol”, comentaba tras el encuentro Miguel Rivera, notablemente contrariado por lo ocurrido.
El técnico no se explicaba lo ocurrido aunque dejó un mensaje claro: “Parece ser que no terminamos de aprender, parece que lo tienes todo controlado y al final nos pasa lo de siempre. Se lo he dicho a los chavales en el vestuario, que parece que tenemos miedo de ganar”.
Después de un primer tiempo en el que el Promesas fue el que propuso y llevó las manijas del juego, el equipo se echó atrás en el segundo periodo, amen a la presión rival y al miedo a perder el botín ya conseguido. El equipo se conformó que el gol que había marcado y en la segunda mitad se resguardaron en exceso, aunque Rivera no quiso poner excusas como la necesidad de puntos para justificar lo sucedido.
Escaso botín para tan buen trabajo
En los últimos tres encuentros, el Real Valladolid B ha tenido una mejoría notable en su juego, pero no así en los resultados. El equipo hace muchas bien, pero el botín final tan solo ha sido de dos puntos: “Nos metemos demasiada presión y no conseguimos jugar sueltos, lo que provoca que perdamos tres puntos en dos minutos. Eso duele mucho porque merecemos bastante más. Nos cuesta mucho hacer gol y eso lo saben los rivales que se repliegan con mucha eficiencia. Los errores al finales son los que nos lastran, en algún momento nos tiene que cambiar la suerte porque con muy poco los contrarios se llevan premio”.
Mientras que en el lado pucelano la sensación era agridulce, en el lado charro todo era alegría. De ver como su guardameta podría haber hecho más en el tanto local, a idolatrarle por el gol que daba el empate en la última jugada del partido. Roberto Aguirre, técnico de Unionistas valoró el empate gracias al empuje de los 500 aficionados desplazados para el encuentro: “El gol lo han metido ellos. La afición nos ha dado un punto y gracias a su empuje hemos ido a por todas en el segundo tiempo”.