El delantero soriano, caracterizado por su garra, ha pasado de titular a disputar ocho minutos en los últimos cuatro partidos

El Real Valladolid no termina de despuntar para engancharse a la zona alta de la clasificación y a Miguel Ángel Portugal se le agotan las ideas. El técnico, ayudado por los fichajes de invierno, decidió cambiar el estilo del equipo blanquivioleta, dando entrada a los últimos refuerzos. Rennella, por su corpulencia, parecía tener el puesto asegurado en la delantera y, con un Diego Rubio descartado –y ya cedido–, la tostada iba a estar entre Roger y Rodri. ‘Billy el Niño’ se la comió y ha dejado al soriano en un segundo plano.
No está siendo una temporada fácil para Rodri. El ariete llegó el pasado verano en calidad de cedido con la ilusión de crecer en su carrera, ayudando a un equipo que tenía el objetivo de regresar a Primera División. La meta la sigue manteniendo, aunque ahora ha cambiado las piezas para tratar de lograrla.
La racha del Pucela, de ocho partidos consecutivos sin conocer la derrota, se vio cortada el pasado domingo en el desastre de actuación ante el Huesca.
En ese encuentro, Portugal agotó las sustituciones antes de llegar al descanso, variando el 1-4-4-2 por el 1-4-2-3-1 que había sido habitual jornadas atrás. Entre los elegidos para entrar de refresco no se encontraba el delantero soriano, que veía íntegro desde el banquillo un partido de su equipo por tercera vez seguida.
De hecho, en las últimas cuatro jornadas, solo ha disputado ocho minutos, aunque todos ellos fueron en San Mamés, en la victoria contra el Bilbao Athletic. El nuevo esquema y, sobre todo, la llegada de Roger le han relegado a un segundo plano. Pero, ¿hasta qué punto era importante su presencia en el campo? De momento, durante su aventura en el banquillo, el Real Valladolid no ha ganado.
Los empates frente al CD Numancia y al Nàstic de Tarragona y la derrota ante el Huesca han hecho saltar las alarmas de un equipo diseñado para ascender. Portugal no da con la tecla y la imagen del conjunto blanquivioleta en el último choque dejó la sensación de falta de intensidad. Precisamente, esta es la mayor característica de Rodri, quien no se ha mostrado muy acertado con el balón en los pies, pero que lo ha dado sobre el césped todo cuando ha tenido la oportunidad.
Claro está que un delantero vive de los goles y eso le ha pesado demasiado al soriano. Tan solo ha anotado cuatro y, aun así, es el segundo máximo anotador –por detrás de Juan Villar–. De hecho, cuando han desaparecido los dos primeros de esta lista, el equipo lo ha notado. El onubense era otro de los que ponía garra en cada acción, algo que también ha perdido.
Siendo Rodri la mayor referencia ofensiva, el Pucela comenzaba la presión en él y, directa o indirectamente, contagiaba a sus compañeros. Ahora son dos hombres –Roger y Rennella– los que podrían realizar esa función, pero los rivales no se sienten tan incómodos a la hora de sacar el balón desde atrás. Por ello, una de las claves para alcanzar el objetivo es volver a mostrar esa intensidad, esas ganas de recuperar el balón tras pérdida y buscar la portería rival. Con o sin el soriano.
