En un país donde se ha hecho que hasta los resúmenes de cualquier partido de fútbol parecen esconderse detrás de un muro de pago, RTVE ha decidido jugar al contragolpe para los televidentes. La cadena pública española ha recuperado la esencia de aquellos tiempos en que el fútbol se veía en la tele sin necesidad de suscripciones, contraseñas ni aplicaciones imposibles de recordar con una competición, además, muy especial.
Y lo ha hecho a lo grande y se ha quedado con el principal lote de partidos y, por tanto, de los derechos de la Copa del Rey. Todo esto se traduce en 116 partidos en abierto durante las dos próximas ediciones de la competición nacional copera. Dicho de otro modo, el fútbol vuelve a la TDT como antaño y vuelve a tener ese aroma tradicional de sofá, merienda y emoción en abierto.
Y no, para nada es casualidad que RTVE haya apostado fuerte por la Copa del Rey. Después de lograr casi 7,3 millones de espectadores en la última final de Copa del Rey, en aquel Barça-Madrid que acabó 3-2 y dejó sin voz a media España, en la Corporación alguien debió pensar que era posible repetir el truco de audiencia, multiplicando esa sensación.
Y ha sido un dicho y hecho, pues a partir de la próxima temporada en La 1 volverá a sonar el pitido inicial para que el balón ruede sobre el césped recién regado de los campos donde se disputará la Copa del Rey, un terreno en el que la cadena pública no pisaba con tanta autoridad desde los tiempos en que José Ángel de la Casa narraba en blanco y negro.
Vuelve la Copa del Rey y la estrategia de contenidos a RTVE
Por supuesto, no falta el toque estratégico, pues RTVE ha firmado una alianza con Movistar Plus+ por el que la cadena privada retransmitirá 55 partidos en exclusiva, así como con los canales autonómicos de 3Cat, que llevarán el fútbol catalán a la televisión regional. Una jugada redonda que hace que todos ganen visibilidad, pues la RFEF engorda el valor del torneo (en un 15% más, según la RFEF), y el espectador recupera esa posibilidad de ver a su equipo sin hipotecarse para poder llegar a ver los partidos. Algo que, en pleno 2025, es noticia aunque parezca una locura. Que un partido de fútbol se pueda ver gratis casi da un poco de vértigo.
De todos modos, aún quedan algunos flecos por resolver. Los lotes de la fase previa, los resúmenes y los derechos para bares y restaurantes siguen esperando adjudicación y es una de las grandes incógnitas: ¿Quién retransmitirá la final? Lo cierto es que no se ha incluido en el paquete, aunque cuesta imaginar que RTVE, después del éxito del año pasado, pueda renunciar a ese broche de oro. Debería ser lógico pensar que, si alguien sabe convertir un duelo a vida o muerte en un acontecimiento nacional, es la cadena pública.
Al final, esta decisión de RTVE tiene algo de romántico y mucho de necesario. En tiempos en los que el fútbol parece reservado a quienes pueden pagar tres suscripciones distintas, devolver la Copa del Rey a la televisión pública es casi un acto de resistencia cultural. No es solo una apuesta por la audiencia, sino una manera de reconectar al país con ese ritual colectivo que unía a familias, bares y vecinos frente al televisor.
Porque sí, el fútbol moderno se ha globalizado y digitalizado hasta la extenuación y puede que sea necesario para cumplir con las exigencias de un mundo hiperglobalizado y con exigencias económicas colosales, pero sigue teniendo un corazón muy de barrio. Y si hay alguien capaz de recordárnoslo, es la vieja tele pública. Un gol que celebramos todos.
